Pocas veces una victoria deja tantas dudas y abre puertas a un futuro incierto. El Madrid regresó a su formato más errático tras la angustiosa victoria ante el Al Jazira en el Mundial de clubs, un escaparate que ha dejado ver a un equipo que el miércoles necesitó 30 ocasiones para hacer dos goles. De ahí, Zidane apenas sacó otras consecuencias que su felicidad por una victoria «muy merecida». Ya espera el Gremio de Porto Alegre, campeón de la Libertadores, en la final de mañana, una prueba muy seria para un equipo que vuelve a las andadas.

Se acerca el clásico y lejos de consolidar su juego, el Madrid no deja traslucir una solidez en su juego. Las buenas vibraciones del encuentro ante el Sevilla, con ese 5-0 en los primeros 45 minutos, han quedado atrás y apuntan más a un espejismo que a un punto de inflexión tras haber recuperado la puntería con ocho goles en dos encuentros: 3 al Borussia, en Champions, y 5 al equipo sevillista, en Liga. Ambos choques se disputaron en el Bernabéu, que ayer cumplió 70 años.

UNA DEFENSA CAÓTICA / Ante el Al Jazira de Ten Cate, un rival menor que celebró la derrota (1-2) como una gran victoria, el Madrid volvió a ser ese equipo incapaz de convertir sus ocasiones. Peor aún fueron sus agujeros atrás, que provocaron que en algún contragolpe del equipo árabe solo hubiera un defensa para dos o tres rivales. «Ellos tenían sus armas. Contaban con tres hombres rápidos», afirmó Zidane sobre esos fallos defensivos.

Más sorprendente fue el análisis que hizo el técnico sobre el partido de Benzema. «Lo hizo bien. No pediré que traigan un delantero», manifestó Zidane. Benzema fue sustituido por Bale después de fallar un buen número de ocasiones y de disparar al palo. En su empeño por alejarse de la autocrítica, Zidane solo cargó contra el VAR. «No es agradable esperar tres o cuatro minutos para una decisión», apuntó. Para el encuentro ante el Gremio regresarán seguro al once Ramos, Carvajal y Kroos, mientras que podría hacerlo Bale.