El martes pasado el Tozal del Mallo, uno de los símbolos del Parque Nacional de Ordesa, era mudo testigo de una imagen increíble. Numerosas tiras de plástico rojas se distribuían alrededor de los márgenes del río Ara. El efecto visual cantaba al instante y chirriaba a los amantes del senderismo. Pertenecían a una de las numerosas carreras por montaña que se celebran en el Pirineo aragonés. Fue la XVIII edición de Os Foratos de Lomenas, que este año cambiaba de organizador. Hasta ahora la dirección técnica la llevaba a cabo el Club Atlético Olimpo. Pero este año ha pasado el testigo al también club zaragozano Mundo 080.

Habían pasado ocho días desde que se disputó la carrera y todavía había parte del trazado sin que se hubieran limpiado las señales. Lo más habitual es que los voluntarios de la prueba vayan quitando la misma tarde de la prueba todas las referencias y la montaña se queda limpia tal y como se encontraba antes de la competición. Pero en esta ocasión no pasó nada parecido.

La nueva empresa que organiza la prueba se creó hace tres años. Originariamente se denominaba 080 runing y organiza entrenamientos de grupos y carreras. Una de ellas es la Trail Murallas de Daroca. La segunda es Os Foratos de Lomenas. Su director técnico es Sergio Morales, que hacía balance cuatro días más tarde de disputarse el evento. «En la anterior etapa la prueba no acababa de despegar y contaba con algo más de un centenar de participantes. Esta año ha sido un éxito y hemos tenido 380 participantes y se han quedado 150 fuera», indicaba Sergio Morales.

Para Morales con la nueva dirección se iba a dar un giro de tuerca a la vertiente ecológica de la prueba sobrarbense. «Queremos hacer hincapié en la conservación del medio natural. Somos un club sin ánimo de lucro y lo que obtenemos de las inscripciones lo donamos a asociaciones necesitadas. Los verdaderos protagonistas son los corredores. Seguiremos trabajando para que la gente disfrute de la montaña y que la respete», afirmaba. Sobre el trabajo de limpiar el recorrido, Morales explicó tras la prueba que «la misma tarde de la carrera la montaña quedó limpia».

Pero esa categórica afirmación de Morales se queda a medias tintas. Por lo que se ve algunos de los 30 voluntarios del club y otros 30 del Ayuntamiento de Torla no fueron excesivamente eficaces. Se han quedado muchas señales en el monte. La mayoría están colgadas de los árboles. Las hay en el Puente de los Navarros, en tramos de la pista de la Garganta de los Navarros, en la pista cercana a Torla donde se realizaron los primeros kilómetros... Los 200 últimos metros rectos de la salida del sendero del Cebollar al camping de San Antón estaban todavía marcados por trece cintas, la última de las cuales adorna un tractor en desuso.

Es muy posible que haya más señales en la carrera que tenía tres recorridos. El largo de 24 kilómetros de longitud y 1.447 de desnivel ascendía hasta el collada de La Plana. También se disputó un recorrido corto de 14 kilómetros y 600 metros desnivel y una andada con las mismas características de la carrera corta.