Toda Grecia está convulsionada por el comportamiento violento y fuera de lugar del presidente del PAOK Salónica , Iván Savvidi, quien bajó al césped del estadio Tumba para increpar al árbitro después de que le anulara un gol al jugador caboverdiano Fernando Varela en el tiempo añadido por fuera de juego.

El ambiente que se vivió en el estadio Tumba fue infernal, digno de la competición helena. Los hinchas del PAOK eran sabedores de la importancia de los tres puntos y alentaron desde el primer minuto a su equipo. El entrenador español del AEK de Atenas, Manolo Jiménez, vivió en primera persona la escena del presidente invadiendo el terreno de juego y no daba crédito. En declaraciones a la COPE, el entrenador sevillano afirmaba que "nadie, ni el propio árbitro, pensaba que ese hombre llevaría una pistola". Alucinado con lo que había sucedido, Jiménez indicó que el árbitro quería que se disputaran los minutos que quedaban por jugarse, pero fue su presidente quien dijo que en esas condiciones el partido no se jugaba más.