--¿Qué reflexión han hecho en frío del partido de Ponferrada?

--Sabíamos que iba a ser un partido muy complicado. Habían cambiado de entrenador y eso siempre es una motivación extra para los jugadores. Ellos se jugaban la vida, era una de sus últimas balas para salir del descenso. Creo que salimos como tocaba, enchufados. Controlamos todo el primer tiempo y no sufrimos apenas. Lástima que no fuimos todo lo profundos que hubiésemos querido para adelantarnos en el marcador. Luego, ellos salieron más enchufados en la segunda parte, nos apretaron arriba y nos mantuvieron en nuestro campo mucho tiempo, hasta que se adelantaron en el marcador. Pero si algo tiene este equipo es que no se rinde, que lucha hasta el final. Conseguimos empatar y nos podíamos haber llevado el partido si hubiésemos tenido más suerte con las decisiones arbitrales.

--Fue un punto de desorden, sacado casi del alboroto.

--En Segunda División, cuando no se puede ganar lo importante es sumar. Igual hay gente que ve el punto como escaso, pero tal y como se puso el partido, con el rival y demás circunstancias, se consiguió empatar gracias al carácter de este equipo, que nunca se rinde.

--¿No lo entiende como una oportunidad perdida?

--En caliente puedes pensar que el equipo estaba muy bien después de tres victorias seguidas, pero es muy difícil jugar ahora cada partido, y más contra equipos de la zona de abajo. Me quedo con lo positivo, que el Zaragoza supo empatar e incluso pudo llevarse el partido.

--Dijo Carreras que les preguntaría por qué se había producido tal cambio en el equipo entre los dos periodos. ¿Lo sabe?

--Mantener el control del partido 90 minutos es prácticamente imposible, por muy superior que seas. Siempre hay un momento que el rival se viene arriba y tú, por lo que sea, das un paso atrás. Pasó los primeros 20 minutos del segundo tiempo. Después, el equipo se sacudió esa presión y pudo ganar.

--¿Es la irregularidad el lastre?

--Salimos a dejarnos la vida todos los partidos y desde la posesión del balón, tratar de ganar, pero es verdad que no hemos conseguido mantener una regularidad y que, si lo hubiésemos hecho, estaríamos más arriba.

--¿Sirven las lesiones para justificar los altibajos?

--Ha habido una plaga importante esta temporada y eso merma las condiciones de la plantilla, pero no hay que buscar excusas en las lesiones. El equipo se ha repuesto siempre ante cualquier lesión y los que han entrado han rendido.

--¿Qué transmite el vestuario: responsabilidad o ilusión?

--Veo mucha ilusión. Mucha, mucha. Y a la gente con muchas ganas de hacer algo grande con el Real Zaragoza. Incluso estamos soñando con el ascenso día tras día, y más últimamente, que cada vez queda menos y vemos a la gente muy enchufada, muy metida con el equipo. Eso se contagia. También nos estamos viendo fuertes y con opciones de que podemos llegar a todo. En el fútbol hay que ser muy cautos porque, cuando sacas pecho, te lo meten dentro. Pero dentro de esa cautela, no hay que perder la ilusión, esas ganas de hacer algo grande.

--A veces los grupos emiten señales inconfundibles de que llega algo grande. ¿Lo percibe?

--Sí, es cierto que hay que veces que se mastica en el ambiente esa ilusión de que va a pasar algo grande. Sí que siento eso, en el día a día, en los desplazamientos, en las concentraciones... Hay un gran ambiente, entre los que juegan y entre los que no juegan. Todo el mundo ayuda.

--Los mejores minutos en La Romareda se jugaron en la primera parte ante el Alcorcón. ¿Se puede recuperar y mantener esa línea?

--En el fútbol, a veces te sirve tener la posesión y otras veces es mejor atacar rápido. Ese mismo día, el segundo gol sale de tres pases, con un inicio rápido, un envío largo de Rico y el gol de Dongou. Lo que sí que sirve siempre es salir muy concentrado y a dejarte la vida. Este equipo es lo que está haciendo en este último tramo de la Liga, y ese es el camino para conseguir el ascenso de la manera que sea.

--Se enfrentan a un partido raro y a un rival diferente, el Bilbao Athletic, un equipo filial que, además, llega casi desahuciado. ¿Huele a peligro?

--Es un arma de doble filo. Ellos vienen sin presión, van a jugar relajados, tranquilos e igual se atreven con cosas que, bajo presión, no se atreven. Es el partido más importante de toda la temporada, nos jugamos muchas opciones de estar ahí arriba, arriba del todo, pero vamos a tener que dar lo mejor de cada uno.

--Se habla mucho de que el ascenso está fundamentalmente en los partidos que le quedan al Zaragoza en La Romareda. ¿Está de acuerdo?

--Fuera también hay que ganar, pero en casa hay que ganar todo. En La Romareda nos hemos hecho fuertes y este domingo tiene que ser otro partido en el que haya una comunión entre la afición y los jugadores, y que eso se note en el campo. Como pasó el otro día ante el Alcorcón, cuando nos metieron el gol y siguieron animando. Ese apoyo nos da alas.

--¿Ve algún partido clave para alcanzar el éxito?

--El de este domingo. Aunque no vale con un partido, ahora hay que sumar de tres en tres. Conseguimos tres victorias seguidas y nos pusimos terceros, pero con un empate que podía ser bueno, ya perdimos ese puesto. Así que hay que volver a ganar. Si lo hacemos este domingo, estaremos otra vez metidos en la pelea.

--El otro día tuvo una buena actuación en Ponferrada después de una temporada de altibajos.

--Llevar tantos años jugando a fútbol te permite estar preparado para cualquier tipo de temporada. Al principio, las lesiones me impidieron estar en el equipo; luego hubo un cambio de entrenador y, pasado un tiempo, decidió optar por mí en la portería; y ahora estoy perfectamente, con muchas ganas de ayudar al equipo a conseguir su objetivo. Tengo la confianza del entrenador, del cuerpo técnico y de la afición, y voy a trabajar muy fuerte para ayudar al Zaragoza a volver a Primera División.

--Bono es el que ha perdido el sitio. ¿Lo ve con futuro?

--Sí. Es muy buen portero, pero además es un fenómeno como persona. Tenemos una relación buenísima, igual que con Pablo Alcolea. El vestuario que tiene el Real Zaragoza es increíble, se merece lo mejor. Este es un vestuario perfecto para conseguir el ascenso.