Marc Márquez (Honda) ya está donde quería estar: en el duelo soñado, en un ‘face to face’, en el pulso donde se encuentra más cómodo, más motivado, mejor. Márquez odia las peleas de cuatro o cinco pilotos a la vez. “No me gusta que haya cinco candidatos al título, preferiría un cara a cara”, comentó cuando él, Andrea Dovizioso (Ducati), Maverick Viñales (Yamaha), Valentino Rossi (Yamaha) y Dani Pedrosa (Honda) estaban metidos en 38 puntos. Se han caído ya el ‘Doctor’ y Pedrosa; ha desfallecido ‘MVK’ (a 41 puntos del líder cuando restan solo 75 en juego), que aún aspira a plantar cara, el próximo domingo, en Phillip Island (Australia), un trazado en el que es velocísimo, pero todos saben que el título ya es cosa de dos.

“’Dovi’ sabía que se la tenía que jugar en Motegi, su circuito; ahora me toca a mi dar gas a tope en Australia, un trazado que se adapta mejor a mi Honda y mi pilotaje que la pista japonesa”. Y, luego, explica el ‘nen de Cervera’ quedarán los dos últimos circuitos, el velocísimo de Sepang (Malasia) donde, de nuevo, el poder de la Ducati partirá como favorito y el retorcido trazado de Cheste (Valencia), otro circuito de izquierdas, los que agradan al tricampeón catalán, para cerrar el campeonato.

DOVIZIOSO SE SIENTE CÓMODO EN EL DUELO

Dovizioso reconoce que “era impensable para nosotros llegar a la sprint final del campeonato en esta privilegiada posición”. ‘Dovi’ reconoce que él no arriesga tanto como Márquez “desde luego, pero, cuando tenga la moto a punto, lo intento”. El ‘maestro’, como le llaman en Italia por lo mucho que piensa sobre la moto, reconoce que en Phillip Island, donde también se esperan lluvias, el favorito es Marc. Y, sí, ‘Dovi’ también confiesa que “en el cuerpo a cuerpo, no hay nadie como Marc, aunque le haya ganado el de Austria y este de Japón, así que espero no volver a llegar a otro final así porque igual lo pierdo”.

Márquez, que ha viajado a Indonesia donde Honda vende millones y millones de motos cada año para hacer un acto promocional, se siente muy orgulloso de lo que está haciendo y de haberse mantenido en pie en un trazado cristalino, que era un espejo y “haberme jugado el tipo para demostrar que ni la presión ni estar jugándome el título me amedrentan o me hacen ser más conservador”. Marc está satisfecho de haber descolgado un poco más a Viñales “que empezó el año como un tiro, ganando las dos primeras carreras de la temporada”, de haberse ya olvidado de Rossi (“aunque puede ser un peligroso rival en Australia”) y de no pensar ya en la pesadilla que representaba su compañero de equipo, Dani Pedrosa.

LA PRESIÓN NUNCA FRENA A MÁRQUEZ

“Durante la carrera de Japón no pensé mucho en el Mundial, no, y debí hacerlo, pues me estoy jugando el título. Bueno, sí, hubo un momento en que sí pensé en sacar la calculadora y fue cuando, yendo detrás de Petrucci, tuve un susto impresionante en la curva 7”, confesó Márquez, que ayer conquistó su podio nº 100, convirtiéndose en el piloto más joven de la historia, a los 24 años, en lograr esa cifra. “Cuando te estas jugando el campeonato, sea en agua o en seco, si lo quieres ganar tienes que arriesgar y mucho. Y es ahí donde la experiencia te ayuda a resistir las traiciones de la presión. Cuando hay presión o un rival que te aprieta, te entran todos los miedos, ves riesgo donde otras veces no los había y te conviertes en un piloto lento, vencible. Hay que olvidarse de todas esas cosas, ir rápido y no pensar en el título”.

Márquez reconoce que prefiere la situación que se producirá a partir de Australia, un cara a cara con ‘Dovi’, que la pelea con varios candidatos. “Creo que Dovizioso también lo prefiere. Al final, en el mano a mano, solo tienes que preocuparte de uno, tu rival por el título. Por ejemplo, en Phillip Island puede que Maverick (Viñales) salga disparado, pues en pretemporada fue muy veloz ahí, y puede que le dejemos marchar, pues nosotros podemos empezar a gestionar nuestra ventaja de otra manera”.

Cuando Márquez intuye que a Dovizioso también le gusta el cara a cara es porque ha dejado ya de creer en la inocencia, indiferencia o frialdad que muestra el italiano cuando habla de sus posibilidades para ser campeón. “Por mucho que diga que no, ‘Dovi’ ya se cree ¡y es normal! que puede ser campeón ¡claro que sí!, así que ahora empezará a notar, como le ha ocurrido en Japón al bueno y veloz Joan Mir, la presión de cerrar un Mundial”.