Ni el francés Johann Zarco (Yamaha), que tenía encandilado a medio país, perdón, a toda Francia, y a la inmensa mayoría de aficionados, un total de 105.203, que hoy han abarrotado Le Mans. Ni el italiano Andrea Dovizioso, que acababa de renovar, por dos años más y más de seis millones de euros por temporada por Ducati. Ni Jorge Lorenzo, que quería demostrarle a Ducati que merecía la renovación y que debían confiar en él dos años más. Ni Andrea Iannone, que le dio la mano al presidente de Suzuki en la parrilla y le prometió el podio. Ni siquiera el italiano Danilo Petrucci, el robusto piloto que aspira a la plaza que Lorenzo dejará, dicen, vacante, en Ducati.

El protagonista, por tercera carrera consecutiva (Austin, EEUU; Jerez, España y Le Mans, Francia) fue el piloto catalán Marc Márquez (Honda), que fue el único que se ha atrevido hoy, con más calor y un asfalto que agarraba mucho, mucho, a montar su RC213V con el neumático trasero duro, que, al final del GP, le ha permitido soportar el ataque de todos los que le seguían, eso sí, a más de un segundo.

Ventaja de 36 puntos

Márquez, que ya lidera el Mundial de MotoGP con 36 puntos sobre Viñales y 37 sobre Zarco, ha demostrado no solo ser el más fuerte con las manos, las piernas, las rodillas, su culo y su cabeza, sino también a la hora de diseñar la estrategia ideal para la carrera, cosa en la que ‘Dovi’ es, era, seguirá siendo un maestro.

Para que Márquez ganase con autoridad, antes se tuvo que caer Dovizioso. Y, después, Zarco. Y luego, él, Marc Márquez Alentá, protagonizar un duelo con Lorenzo hasta superarle, en un interior suicida, precisamente en la curva del Garaje Verde, ahí donde Zarco hizo llorar a medio circuito.

Y, una vez líder, Márquez exprimió su sabiduría sobre la moto, sus dotes de mando y, sobre todo, su dura rueda trasera, mientras Petrucci y Rossi tratraban de apretarle. Pero, claro, desde el muro del ‘team’ Repsol Honda, Santi Hernández, su ingeniero fiel y amigo íntimo, le dijo que apretase un poco, pues los italianos de Ducati y Yamaha se le acercaba. O lo intentaban.

Victoria en territorio Yamaha

"Feliz, muy feliz, pues todo ha salido redondo", comentó Márquez antes de subir al podio. "El ritmo de todos era muy parecido. El agarre de la pista era inferior a ayer y, sobre todo al de esta mañana. Con el neumático duro detrás, necesitas tiempo para ponerlo en su mejor rendimiento. Además, Yamaha había ganado en las tres últimos temporadas aquí y era muy importante demostrar que estamos fuertes, mi Honda y yo, claro".

Márquez, que tras cruzar la meta besó la cúpula de su Honda RC213V, una de las mejores motos que ha pilotado nunca, lidera el Mundial con 38 victorias en MotoGP (las mismas que el popular y mítico Casey Stoner, quinto). Los siguientes puesto son: 2. Maverick Viñales (Yamaha), 59 puntos; 3. Johann Zarco (Yamaha), 58; 4. Valentino Rossi (Yamaha), 56; 5. Danilo Petrucci (Ducati), 54 y 9. Andrea Dovizioso (Ducati), 46.