Viene el Zaragoza de dos partidos, en Huesca, con dolorosa derrota (3-1), y ante el Rayo Vallecano, con victoria gracias a la eficacia y la poca efectividad rayista (3-2), donde da la impresión de que el sistema defensivo se ha hecho añicos para que el equipo haya estado más expuesto que en ningún momento del curso. Al menos que en ningún momento de forma tan continuada, durante 180 minutos.

Y no solo por los goles, ya que el cuadro rayista anotó dos y el conjunto oscense firmó tres, sino sobre todo por las ocasiones, por la facilidad con la que esos dos rivales le generaron peligro al conjunto de Natxo González, algo incompatible con el ideario del técnico, que en El Alcoraz dejó claro su enfado con el mal partido pidiendo perdón, mientras que contra el Rayo Vallecano prefirió tapar esos defectos amparándose en la victoria, tan necesaria como lograda con dosis de fortuna.

En Huesca, la velocidad y el buen momento del conjunto oscense desarbolaron al Zaragoza, que tuvo más el balón (54% por 46% de los altoragoneses), pero que no supo cómo frenar el vendaval azulgrana, que le ganó en todos los duelos y acciones divididas. Los de Rubi, líderes ahora mismo, le generaron 17 disparos, 9 de ellos a puerta, con tres goles, dos remates de Cucho y un cabezazo de Melero, mientras que 8 acabaron fuera del marco de Cristian Álvarez.

Allí, en El Alcoraz, Cristian Álvarez recogió el balón en tres ocasiones de su portería, pero al menos el Huesca tuvo otras 5 oportunidades claras más. El argentino paró un remate a bocajarro de Cucho y Chimy dio a Alain con su tiro a puerta vacía acto seguido en una peligrosa jugada en el minuto 21 de ese partido. Cucho probó dos veces más al portero zaragocista, una de falta, se resbaló ante él sin poder disparar y Chimy se entretuvo cuando tenía un claro mano a mano.

Las mismas ocasiones o más tuvo el Rayo, que sí dominó el balón (57% a 43%) en La Romareda y que tiró 11 veces, 5 de ellas a puerta. El cuadro madrileño tiene uno de los mejores ataques de Segunda, con Trejo, Embarba y De Tomás en el once y Manucho o Chori Domínguez en el banquillo, pero la debilidad zaragocista en defensa dio miedo. Hasta la grada, tan paciente en ese curso, se inquietó con razón.

De Tomás, de cabeza en un despiste defensivo de Ángel, y Trejo a quemarropa tras una jugada de Embarba marcaron los dos goles, ambos en la segunda mitad, pero es que el equipo rayista acumuló al menos media docena de ocasiones más, porque se plantaba en el área zaragocista sin apuros.

Cristian Álvarez salvó un mano a mano ante De Tomás , Embarba disparó alto con todo a favor y se encontró después con una mano salvadora del meta en un remate escorado, Toquero sacó una bajo palos y, ya en la segunda parte, De Tomás sufrió una parálisis que le impidió rematar a bocajarro y Aguirre sí lo logró y su tiro dio en Ángel para salir desviado.