L o dicen los que saben de atletismo. «Lo importante no es llegar a la cima, sino mantenerse». Eso es exactamente lo que ha hecho Carlos Mayo: terminar el segundo tres años consecutivos de una prueba tan elitista como el Campeonato de Europa de cross. El primer año que disputó la competición ya fue el 35. Era su debut entrenándose con José Luis Mareca. El año siguiente fue el segundo del Europeo júnior en Samokov. Ya en promesa, el curso pasado fue segundo en Hyéres y el domingo repitió en Chia.

Con su correr fluido, fácil y elegante ha sido la estrella de España que solo se llevó su medalla individual y dos colectivas de los júniors y los absolutos. «Lograr tres medallas individuales en un Campeonato de Europa es muy difícil. El año que viene seré promesa de último año y tarde o temprano ganaré un campeonato como este por lo que he entrenado. Tres subcampeonatos consecutivos es algo muy grande. Pero aspiro a ganar y saber qué se siente venciendo en el Europeo de campo a través», asevera.

Mayo junto a Abadía emplearon el día de ayer en regresar a casa. Salieron de Chia a las 8.15 horas y un autobús les dejó en el aeropuerto de Cagliari una hora más tarde. Después la selección cogió un vuelo que les dejó en Roma y más tarde tomaron otro a Madrid. A Barajas llegaron a las cinco de la tarde. Al final pudieron adelantar el AVE a Zaragoza y llegaron a la estación Delicias pasadas las ocho y media de la tarde. «Dedico esta medalla a toda la gente que ha estado conmigo en los buenos y en los malos momentos y a mi familia». En Chia estuvo acompañado de sus padres, de Ana, su novia y de Pepe Mareca, su entrenador junto a Chus Zorraquín, su esposa. «De las tres platas, la más currada ha sido la del domingo. Ha sido en la que más rivales he tenido, la más táctica y difícil. Aunque la que más me emocionó fue la primera. Todo esto lo valoraré dentro de unos años», explica el corredor de 21 años.

LA TÁCTICA / La prueba salió según los planes previstos por Mayo. «Comencé expectante, porque en un Europeo no puedes ir con un plan fijo. Salimos un poco lentos hasta que se puso un turco a tirar. Aproveché el acelerón para dar un tirón». Mayo tenía un buen día y sabía que podía pasar de todo. «Me sentía cómodo tirando, pero tenía que guardar energías». A 1.500 metros de meta se escapó el sueco Solomon. «Pero le cogimos un grupo de seis y nos disputamos las medallas. Dio un cambio el belga Kimeli y pude superar a Krippa. Podía pasar cualquier cosa, pero la plata está muy bien», recuerda. Para Mayo no fue una sorpresa la victoria del belga. «Es el que me ganó en Tallin en el Europeo en pista. Lo que pasa es que el año pasado corrió mal. Pero era lógico que ganara porque es más rápido que yo y tiene una marca de 3.37 en el milqui».

Mayo ya está acostumbrado a competir y ganar a atletas africanos. «De los seis de cabeza cuatro eran de origen africano. Pero veo bien que compitan porque residen hace tiempo en esos países, Lo que no veo bien es lo de la Federación Turca, que lo que hace son fichajes de turcos». Está en lo cierto Mayo. En sénior femenino la primera y la segunda fueron turcas-africanas y lo mismo pasó en la prueba masculina.

Mayo fue la cara. Pero Abadía no se quedó tan contento como su compañero de entrenamiento. Reconoció que nunca ha tenido un día bueno en el certamen pese a acabar el undécimo y llevarse plata por equipos. Mayo le consuela. «Hizo lo máximo que pudo y realizó su mejor Europeo. Hace poco más de dos meses salía de un quirófano y es poco para preparar esta competición», dice.

Del combinado nacional se queda con la actuación de los júniors. «Vienen pisando fuerte y estuvieron en el podio. Es una selección muy potente con Adrián Ben y González. Metieron a tres entre los diez primeros. Sin embargo, tres compañeros del equipo promesa no estuvieron al nivel esperado el mismo día. Fue una casualidad». El domingo corre en Yecla. Pero su gran objetivo es lograr el título nacional de cross por el que no pudo luchar el año pasado en Calatayud por una lesión. «Quiero estar fuerte en esa prueba. Pero ya iremos viendo poco a poco», concluye.