Floyd Mayweather ya se puede retirar tranquilo. En un combate mucho más competitivo de lo esperado, el estadounidense ha vencido esta madrugada en Las Vegas a Conor McGregor, la estrella de las artes marciales mixtas, por K.O. técnico en el décimo asalto. El árbitro detuvo la pelea cuando habían transcurrido 1.05 minutos del décimo ‘round’. El irlandés no llegó a desplomarse sobre la lona, pero estaba visiblemente fatigado, entumecido y por momentos se tambaleó ante la lluvia torrencial de golpes de ‘Money’ Mayweather, el mejor boxeador de su generación, que volvía a los cuadriláteros tras dos años de retiro. En la pelea más improbable que se recuerda, el orden natural de las cosas acabó imponiéndose.

McGregor nunca había boxeado como profesional, y si bien dio la cara en todo momento, terminó doblegándose ante la rocosa efectividad de su rival. “Estaba fatigado, eso es todo. Le dije al árbitro: ‘Deja que el hombre me tumbe’”, explicó después McGregor sin llegar a protestar la decisión del juez. Había comenzado bien el combate. Calzones blancos, torso y espina dorsal tatuada, barba dorada de hípster, 29 años. El dublinés aprovechó sus centímetros de ventaja en la altura para empujar a las cuerdas a Mayweather, que salió a hacer lo que mejor sabe hacer, defenderse y desesperar a su rival hasta cansarlo. Conectó unos cuantos directos sobre la cara, contratacó con rapidez a los derechazos del norteamericano y dejó claro que había venido para competir en el combate más lucrativo de la historia, por el que cada espectador tuvo que pagar 100 dólares para verlo desde su casa en Estados Unidos.

“Es mucho mejor de lo que yo pensaba”, dijo después un elegante Mayweather. “Utilizó diferentes ángulos. Fue un competidor duro, pero creo que esta noche fui mejor”. A sus 40 años, el toro de Grand Rapids, el boxeador que más dinero ha ganado en su carrera profesional, superando los 1.000 millones de dólares, fue claramente mejor a partir del quinto asalto. Tomó la iniciativa y fue diezmando a McGregor con golpes certeros en el rostro. No había perdido una sola pelea en sus 21 años de carrera y con su victoria de anoche, la número 50, ha hecho historia al superar el récord (49-0) que hasta ahora ostentaba el mítico Rocky Marciano.

“Esta es mi última pelea, señoras y señores”, dijo Mayweather tras recoger el cinturón de piel de cocodrilo, una filigrana de 1.5 kilos de oro de 24 kilates, más de 3.300 diamantes, 600 zafiros y 160 esmeraldas. “Esta noche he escogido la pareja de baile adecuada. Conor McGregor, eres un gran campeón”. Aun siendo el mejor de los últimos años, se irá con una legión de detractores, como demostró el gélido recibimiento, puntuado por algunos abucheos, que le concedieron los espectadores del abarrotado T-Mobile Arena de la Ciudad del Pecado, donde Mayweather tiene un club de striptease. Su boxeo defensivo, a menudo cicatero y especulativo, vende poco en estos tiempos de gratificación instantánea. Pero la máquina de hacer dinero de Michigan colgará los guantes con varios títulos de campeón del mundo y una trayectoria inmaculada, que ha cerrado con un k.o., aunque sea técnico, tal y como había prometido.

El triunfo deja a Mayweather unos ingresos de 100 millones de dólares, mientras que McGregor se lleva 30 millones. Ambos podrían incrementar estas cifras en función de lo que se recaude por la venta de los derechos de pago por visión. Precisamente el combate empezó con retraso por los problemas que tuvieron los organizadores con la trasmisión online que corrió a cargo de la cadena Showtime.