La situación de Óscar Lou empeora. El fútbol aragonés sigue con consternación la situación del joven jugador del Stadium Casablanca, que ayer entró en muerte cerebral tras no superar el tumor que le fue diagnosticado hace 25 días y por el que tuvo que ser intervenido en dos ocasiones, la última de urgencia, tras complicarse su enfermedad.

Óscar, de apenas 10 años y jugador del Alevin B del Stadium Casablanca, "es un niño que ha vivido siempre el fútbol de una manera muy intensa. El fútbol es su vida", confirma su padre, Michel, que ha acompañado a su hijo a lo largo y ancho de los campos aragoneses desde su llegada al club de Casablanca a los 5 años.

Pero el joven futbolista no ha estado solo desde que se confirmara su dolencia. Todo el fútbol aragonés se ha volcado con el jugador del Stadium e incluso su situación ha traspasado las fronteras de la comunidad.

Mensajes de apoyo

A través de Xavi Aguado y Pedro Luis Ferrer futbolistas como Leo Messi, Ander Herrera, los cuatro brasileños del Barcelona --Neymar, Adriano, Douglas y Alves--, o el técnico aragonés, Víctor Fernández, mandaron mensajes y vídeos de ánimo a Oscarini para ayudarle en una recuperación que, tras la primera intervención quirúrgica, parecía ir por buen camino. Sin embargo, una segunda operación de urgencia realizada hace una semana volvió a encender las alarmas.

Equipos, jugadores, entrenadores... No han importado los colores a la hora de mostrar su apoyo a Óscar, un enamorado del fútbol al que era habitual ver siempre con un balón en los pies. Su entrenador, Guillermo Herrero, corrobora su afición por el fútbol. "Es un encanto de chaval, de esos que hacen su vida en el Stadium, de los de corazón verde", señala el técnico.

Su padre asegura que el apoyo recibido de clubs como el Amistad, el Oliver, el colegio Montessori o del propio hospital "nos han dado mucha fuerza y se agradece en estos momentos tan difíciles". Y es que durante la tarde de ayer las redes sociales fueron un hervidero de mensajes de apoyo a Óscar y su familia tras conocerse que su situación cerebral era irreversible.

A última hora de la tarde el entorno familiar todavía se agarraba a un milagro, sabedores de que la muerte cerebral de Óscar no tenía solución y que cuando se decidan a desconectarle de las máquinas con las que se aferra a la vida su corazón dejará de latir.