—Ha estado vinculado al Basket Zaragoza como jugador, como técnico ayudante, como primer entrenador y ahora como director técnico. ¿Es uno de los pocos hombres de equipo que quedan en el baloncesto?

—Creo hay muchas personas que se siguen sintiendo identificadas con su trabajo, con el club y con la ciudad en la que están. Yo me siento a gusto, arropado y contento de poder ayudar al equipo en su camino y evolución desde su nacimiento en el 2002. Llevo en Zaragoza desde el año 1999, y toda mi familia es de aquí por lo que me siento muy vinculado a esta ciudad y a Aragón.

—¿En qué parcela se siente más cómodo?

—Las diferentes facetas que he vivido en Zaragoza han supuesto un desafío. Cuando fiché como jugador llegué a un club que estaba naciendo. Después como segundo entrenador era un momento en el que había que arropar y seguir colaborando en ese crecimiento. Y cuando pasé a ser el entrenador, el reto fue conseguir solventar una situación complicada. Ahora con mi llegada a la dirección técnica tengo por delante un desafío a nivel personal y profesional importante para trabajar en beneficio de la entidad. Me gustan todos aquellos retos que suponen un desafío y un crecimiento personal.

—El club le nombra primer entrenador en un momento muy complicado de la temporada. ¿Cómo se desarrolló toda la situación desde que finaliza la vinculación de Jota Cuspinera con el equipo hasta el momento en el que le proponen ocupar el banquillo?

—En ese momento el objetivo del club era dar estabilidad y tranquilidad al equipo para que, desde el punto de vista deportivo, fuéramos capaces de competir. Teníamos partidos aún por delante para intentar conseguir nuestro propósito. Después, a medida que pasaban jornadas, tuvimos que ir solventando los problemas que iban sucediendo. Finalmente, en Málaga experimentamos esa satisfacción por seguir en la ACB, y lo conseguimos en una cancha muy exigente como es la del Unicaja en un momento en el que vivíamos una situación muy complicada.

—Se consigue la permanencia y en ese momento, cuando anuncia que quiere seguir entrenando, el club le aparta del banquillo. ¿Cómo encajó esa decisión?

—Fue una conversación con Reynaldo Benito (presidente del Basket Zaragoza). En el momento en el que dejo de ser el entrenador me ofreció la dirección técnica. Lo tomé como un reto que había que realizar y es en el que actualmente estoy concentrado.

—¿Lo interpretó como una pérdida de confianza del club?

—No, de lo contrario no estaría en la dirección técnica. Es un reto. Esa es la palabra más importante para definir mi carrera en este club por lo que supone. Me encanta poder seguir aprendiendo del baloncesto en otras facetas y seguir haciendo cosas interesantes que supongan desafíos.

—Ahora en vez de dirigir a una plantilla, la confecciona. ¿Qué diferencias encuentra entre estar en el banquillo y el despacho?

—Este trabajo es de organización y de gestión. Sigue siendo baloncesto, pero desde otro punto de vista. En esta faceta la coordinación con el técnico y la gestión son aptitudes esenciales. La labor del entrenador está en la pista. Es muy táctica y conlleva mucho contacto con los jugadores.

—Una de las primeras tareas pendientes era ver qué pasaba con Gary Neal. ¿Cómo se gestionó este caso?

—Al terminar la temporada el club le hizo una oferta y él la rechazó. Con el comienzo del siguiente periodo, el de tanteo, le hicimos otra oferta, pero el jugador tampoco la aceptó. Gary quería seguir en el mercado para ver qué otras condiciones podía encontrar por el mercado para la siguiente temporada.

—A comienzos del verano solo contaba con Barreiro y Mazalin. ¿Cómo ha sido el reto de fichar en todas las posiciones?

—Realizamos un proceso de reflexión previo para establecer los pasos a seguir. La primera decisión fue escoger al nuevo entrenador, y elegimos a Porfirio. A partir de ahí, junto con el nuevo técnico, hicimos un análisis de lo que teníamos en el equipo y después comenzamos a movernos. Empezamos a crear la plantilla atendiendo al perfil de los jugadores que hay en el mercado y las características que buscábamos en cada posición, de manera que complementamos jugadores experimentados con otros que están en crecimiento.

—Llegan jugadores con experiencia en todas las posiciones.

—Atendiendo a los bases tenemos a McCalebb. Conoce Zaragoza, nuestro equipo y la Liga. Está Seibutis, con experiencia en España en su época en el Bilbao Basket, pero también a nivel internacional…

—Y también en el interior…

—En esas posiciones tenemos a Fran Vázquez, con muchísima experiencia en equipos punteros, con títulos a sus espaldas… todo un veterano de prestigio. Radovic también conoce perfectamente la Liga ACB de su paso por Murcia y Obradoiro, pero creemos que tiene aún mucho margen para seguir mejorando. También está el recién incorporado Nacho Martín, que es un jugador con muchos minutos a su espalda y con calidad para complementar a los demás jugadores. Estos son nuestros focos de experiencia.

—Veteranía combinada con juventud...

—Queríamos complementar a los jugadores más experimentados con otros que están en fase de crecimiento, como es el caso de Stan Okoye, que acaba de realizar una temporada muy buena en Italia. Se trata de un jugador muy físico que nos va a dar un aporte distinto con diferentes tipos de matices que no hemos visto últimamente. Otro jugador con esas características es Javier Justiz, que nos va a dar la posibilidad de tener más presencia física. Al mismo tiempo complementamos el juego exterior con Berhanemeskel y Jonathan Barreiro, los bases con Santana y Alocén y el juego interior con Martí.

—Uno de los fichajes más sorprendentes ha sido el regreso de McCalebb. ¿Pensaron inmediatamente en Bo cuando la lesión de Schaffartzik apuntaba a ser larga?

—Cuando nos enteramos de su lesión ya teníamos la sospecha de que podía ser de larga duración. De forma paralela nos ponemos a sondear el mercado, y en ese momento nos aparece la posibilidad de traer a Bo McCalebb, y comenzamos a hablar. Cuando finalmente se confirma la baja de Heiko, se resuelve la situación con él y comenzamos a concretar el regreso del norteamericano. Buscábamos una figura en la posición de base similar a la del alemán. Alguien que conociera la competición, con experiencia y que pueda ser un referente en la pista. Bo conoce el equipo y la ciudad muy bien y dio un buen rendimiento el tiempo que estuvo aquí.

—Plantilla nueva y entrenador nuevo, ¿qué puede aportar Porfirio Fisac al Basket Zaragoza?

—Es un técnico con experiencia contrastada en la competición y que conoce muy bien la Liga Endesa. Es capaz de lidiar con circunstancias complicadas, y al mismo tiempo, es un entrenador que quería venir a Zaragoza porque le supone un reto de crecimiento y se siente partícipe de nuestra idea. Esa fue la principal razón por la que le escogimos.