Acostumbrado como está a saborear la vuelta de honor, saludando a comisarios y público, Lewis Hamilton se paró a medio camino, en la curva de Portiers, frente al mar, maldiciendo, posiblemente, llorando de rabia. Y con razón. Con muchísima razón. Tenía la victoria en el bolsillo, tras una carrera impecable como las que suele protagonizar él. Todo ocurrió tras lograr, el sábado, su primera pole en Mónaco, pero un monumental error estratégico del equipo, incomprensible, increíble, le arrastró a la tercera plaza. Mientras Nico Rosberg abrazaba efusivo a Pierre Casiraghi en el podio y derrochaba alegría por su tercera victoria consecutiva en las calles del Principado, Hamilton maldecía, con razón y en silencio. Tenía tanta razón, y dolor, que se fue un momento del podio para tranquilizarse antes de hablar.

"Puede que Lewis se mereciera también la victoria, pero he ganado yo, esta es mi casa, y lo voy a disfrutar", dijo sonriente Rosberg en la misma calle donde años atrás circulaba en el transporte escolar, por donde se divertía de niño en bici, porque esta es su residencia desde niño, a donde le trajo a vivir siendo casi un bebé su padre Keke Rosberg, el campeón del mundo de 1982. "Este es mi GP de casa, y ganar aquí por tercera vez seguida es algo increíble, muy importante".

Cuando el accidente propiciado por el joven Max Verstappen obligó a la entrada del coche de seguridad, llegó el caos al cuarto de ingenieros de Mercedes. Hamilton sacaba unos 10 segundos a Rosberg y Sebastian Vettel en ese momento. No les veía por los retrovisores. ñCuando me llamaron a boxes para cambiar ruedas, pensaba que Nico y Sebastian ya lo habían hecho, y que me llamaban para defenderme de ellos también con neumáticos nuevos", dijo Hamilton. Pero ni Rosberg ni Vettel habían entrado. Restaban 15 vueltas y el safety car estaría seis o siete mientras retiraba los coches de Verstappen y Grosjean, al que el holandés embistió en la recta.

Hamilton regresó a pista en tercer lugar, y no entendía nada. "Creíamos que la ventaja era mayor de la que teníamos respecto a Vettel. Fue un error de cálculo. La decisión de llamarle fue muy rápida. Ha sido un error imperdonable y tenemos que saber por qué ha ocurrido y que no se vuelva a repetir", explicó el jefe Toto Wolff, tras una tensa reunión de más de media hora con Pady Lowe, el jefe de ingeniería en circuitos, y los responsables de la estrategia.

LOS ESPAÑOLES Arriesgaron demasiado y la decisión de no hacer entrar a Rosberg, les delató. "No tomamos la misma decisión con Rosberg porque queríamos cubrir todas las posibilidades para asegurar una victoria de nuestros coches", dijo Wolff. Hamilton no sabía cómo tomárselo. "No puedo decir cómo me siento, es muy difícil". Quizá después de recordar que el jueves renovó por tres años más con el mejor contrato de la historia de la F-1 (más de 105 millones de euros por tres temporadas), que es campeón del mundo, líder del Mundial y que conduce el mejor coche de la parrilla, se animó a decir: ñSe han equivocado, pero es el mismo equipo que me ha permitido ganar tantas veces".

También se veía con un coche ñmás competitivo" Fernando Alonso cuando abandonó por avería situado en la zona de los puntos. Quien sí disfrutó fue Carlos Sainz (Toro Rosso), con una gran remontada que le llevó a los puntos (décimo) tras salir de pit lane. ñEstoy contentísimo, lo hice sin ayudas extras".