Un recital de Leo Messi resucitó al Barcelona en el Santiago Bernabéu, donde se levantó con grandeza de su eliminación europea y, amparado en el fútbol magistral de su líder, remontó un clásico trascendental ante un Real Madrid que nunca se rindió y acabó probando de su propia medicina en el minuto 92 para dejar igualada la tabla en lo más alto, pero con un partido menos para los madridistas.

A la grandeza de un duelo entre Real Madrid y Barcelona le acompañaba el aspecto decisivo del marcador. Obligado a ganar, el Barcelona debía asumir riesgos. Los intentos de Zidane de rebajar trascendencia al duelo fueron en vano. Sus jugadores lo sintieron desde el inicio.

No había escenario más grande para un madridista que asestar un golpe definitivo a la Liga ante el eterno rival. Y salieron a por ello. Fueron pocos minutos de acelerón pero sirvieron para que Cristiano pidiese penalti derribado por Umtiti y para que Carvajal metiese miedo. Ter Stegen comenzaba a parar y le sacaba la primera a CR7. El 4-3-3 de Zidane invitaba a correr al contragolpe. No le importaba dar el balón al rival. Buscaba atacar con velocidad. Fue la razón por la que optó por Bale y se equivocó.

La presencia de un medio más le habría dado el control, pero forzó a un jugador que no estaba en plenas condiciones de jugar un duelo de alta intensidad. A los 37 minutos se lesiono el sóleo.

Leo Messi estaba listo para dar una lección y mostrar que sigue siendo el rey. El Barcelona apareció cuando su líder decidió. Sin Neymar y con Paco Alcácer completando el tridente ofensivo, la falta de balones invitó a Leo Messi a retrasar metros su posición. Es indiferente donde juegue, siempre interpreta bien el juego. Dueño del balón el Barcelona para matar el ritmo de juego, anuló por momentos las virtudes ofensivas madridistas. Luis Suárez buscaba afinar puntería. Su primer intento, con disparo cruzado, fue un aviso.

La ventaja en la clasificación del Real Madrid le invitó a pensar en ser fuerte defensivamente. Reculó en exceso y el partido se situó donde quería Messi, que no se cansaba de buscar a Casemiro y explotar su velocidad. Rompía por el centro y generaba desequilibrio. Enchufado, suelto, hábil. Buscaba un socio que estuviese a su altura en alguna de sus acciones. Rakitic perdonaba y Suárez no encontraba el arco.

CASEMIRO MARCA / Una vez más a balón parado, con otro saque de esquina de Kroos que despejó Piqué, acabó en centro de Marcelo, remate de Ramos al poste y Casemiro, atento para marcar a placer, explotaba el punto débil de los últimos partidos del Barça. Todo se le ponía en contra. Era el momento de que apareciese su salvador y Messi nunca falla.En una baldosa se fue de Modric y Carvajal antes de batir con facilidad a Keylor por bajo. Dominador absoluto del clásico, provocaba la reacción cinco minutos después de un golpe directo.

Se marchaba Bale y Zidane apostaba por Asensio antes que por Isco. Era la recta final del primer acto cuando, ante la firmeza de Ter Stegen, Leo podía sentenciar y, derribado por Casemiro, en la séptima falta del brasileño, pedía su expulsión y provocaba que fuese el segundo cambio.

Se repetía en la reanudación la salida en tromba blanca. Ter Stegen sacaba una nueva mano a un disparo de Kroos y en oleadas llegaba sin tener premio. Una parada de balonmano del azulgrana a testarazo de Benzema mantenía en pie a su equipo.

El partido se abría y se convertía en un espectacular intercambio de golpes. Alcácer perdonaba la suya, chutando de puntera y provocando la respuesta con un pie de Keylor. Se ganaba los aplausos de su afición el costarricense con otra parada repleta de reflejos a un cabezazo de Piqué.

ROJA A RAMOS / El duelo era espectacular y podía caer de cualquier lado. Los porteros se imponían hasta que Rakitic inventó un zurdazo imparable a la escuadra para el 1-2. Con los nervios a flor de piel, Ramos entraba duro a Messi y recibía la roja. El Madrid no se amilanó. Tiró de orgullo. Zidane apostó por James y la fe de Marcelo encontró el premio del gol del colombiano. Keylor había salvado ante Piqué, pero nada pudo hacer cuando la subida de Sergi Roberto no fue frenada y el centro de Jordi Alba lo culminó Leo en el minuto 92.