Ya venía la semana caliente en el seno del FC Barcelona. La sonrojante derrota ante el PSG evidenció que el equipo que maravilló con Pep Guardiola poco a poco está perdiendo sus señas de identidad. Ante el Leganés, un humilde recién ascendido que se encuentra inmerso en la pelea por no descender, se esperaba una reacción a base de juego y goles que mitigara la cada vez más creciente corriente contraria a Luis Enrique. Nada más lejos de la realidad. Ter Stegen y Messi se encargaron de evitar la tragedia culé ante su afición. Tres puntos y gracias.

Y eso que todo empezó muy bien para los de Luis Enrique, con un tanto en la primera aproximación de los catalanes. Se encontraron los tres delanteros, inició la jugada Neymar y Suárez asistió a Messi en el segundo palo para abrir la lata. El gol, en vez de animar al Barcelona, fue simplemente un espejismo. El centro del campo formado por André Gomes, Rakitic y Rafinha no creó juego y, el Leganés, como una piraña, empezó a oler la sangre.

De ahí que Ter Stegen fuera el más destacado junto a Messi. Primero evitó el empate a Nabil El Zhar por dos ocasiones y los pepineros se acercaron tres veces más antes del descanso. Tras un nuevo error de Umtiti, Guerrero tuvo el empate, salvado de nuevo por el alemán a los diez minutos de la reanudación en su cuarta intervención de mérito hasta ese momento.

El ariete se plantó ante Ter Stegen de nuevo y, en el minuto 71, llegó el merecido empate de las botas de Unai López. Los barcelonistas, lejos de reaccionar, entraron en estado de shock y los aficionados centraron sus críticas en André Gomes.

Al final, entre Neymar y Messi salvaron los muebles. El brasileño encaró a Mantovani y cayó derribado en el área. El penalti lo transformó el astro argentino, pero lejos de celebrar un triunfo en el tiempo de descuento, Messi entendió que no había nada que festejar, un fiel reflejo de la situación actual. El Zhar pudo empatar desde la frontal, pero no se movió el electrónico.