Los buenos futbolistas se fichan con mucho dinero o se fabrican desde niños a través de un modelo propio y continuado. En los próximos años, por su situación financiera, al Real Zaragoza le resultará difícil abordar contrataciones que supongan grandes desembolsos. Por eso, ahora más que nunca, el trabajo bien hecho en la Ciudad Deportiva tiene una importancia especial, aparte de una rentabilidad segura si se hace con rigor y decisiones adecuadas.

Vallejo y Muñoz, dos de los exponentes de la generación del 97, comenzaron ayer el instituto en un claro botón de muestra social sobre cuál debe ser el camino a seguir para un jugador joven. Fútbol y formación. En estos días, Vallejo es el espejo en el que se miran los chicos de la Ciudad Deportiva: ha llegado con fuerza al primer equipo y su comportamiento profesional y personal es modélico. El club debe convencerse de que esto es una estupenda inversión. Y alimentarla.