De las 14 personas fallecidas en montaña en lo que va de año en el Altoaragón, cinco salieron sin compañía a realizar la actividad. Y en los últimos días se han sucedido en cadena los accidentes. En agosto falleció Mikel Crespo, un vasco de 20 años, que hizo una ascensión al Balaitus en solitario. Cayó 150 metros, posiblemente al resbalar en las piedras. Se encontró su cuerpo cinco días más tarde. Después se encontró el cuerpo de José Luis Ardanuy, un vecino de Tolva de 26 años. Fue hace una semana cuando salió solo corriendo por el congosto de Montrebei y se precipitó por una pared de más de 400 metros. Y el último suceso fue en la Marmolera de los Picos del Infierno hace una semana. La víctima fue Enrique García Berro, un vecino de Barcelona de 58 años. Se cree que pudo tropezarse y cayó al vacío.

Pero no son los únicos casos de montañeros solitarios que han acabado trágicamente este año. En abril, en dos días seguidos, murieron un hombre de 69 años de Portugalete al despeñarse 200 metros por una ladera de nieve y piedras mientras realizaba una ascensión al pico de Arnales, en Panticosa, y una persona de Tarrasa de 35 años fue encontrada en un barranco en las pasarelas del río Vero, en Alquézar.

«Es desaconsejable ir solo a la montaña. Muchas veces el que sufre el accidente no puede avisar y la Guardia Civil actúa tras recibir el aviso tarde. En grupos también se pueden sufrir accidentes. Pero lo ideal es que vayan tres personas. Uno de los montañeros se queda con el accidentado y otro se va a dar el aviso», explica el teniente Santiago Gómez Rivas, jefe de los equipos del GREIM de Aragón y de Navarra.

El rescate más laborioso fue con diferencia el que se realizó en el Balaitous. «Sucedió en el puente de la Virgen de agosto. Estuvimos cinco días buscándole y movilizamos a 20 personas, colaborando los guardas del refugio de Respomuso. La familia dio el aviso el mismo día del accidente a las diez de la noche. Lo peor fue la espera tan dura». El fallecido estaba en Jaca y subió desde el embalse de La Sarra. «Hizo el ascenso por la Brecha de Latour y bajó por la Gran Diagonal, que es la vía normal. Se equivocó en la bajada y se cayó por una canal. Estaba tan escondido que no lo pudimos encontrar hasta que pasaron cinco días», afirma el teniente Santiago Gómez.

Varias son las recomendaciones si se va en solitario al monte durante la época otoñal. «De una semana a otra bajan las temperaturas y la escasa nieve forma un berglass, un rocío helado que produce resbalones. Hay que planificar la actividad y prever terminar antes porque el día acorta, ir abrigado, coger el mapa y el GPS, llevar comida, agua e ir bien preparados de material. Hay que llevarlo y, si no se usa, mejor». Pero lo más importante es «avisar sobre todo a la familia del sitio donde se va, la ruta y a la hora a la que se piensa regresar».

Minimizar riesgos

Marta Ferrer es la coordinadora de la campaña Montaña Segura. «Los montañeros solitarios son un colectivo que existe, que tienen experiencia en la montaña y son conocedores del riesgo que asumen. Es su opción y les gusta ir al monte solos. No son unos locos, ni están destalentados y no se les puede acusar, ni criminalizar. Hay que respetar sus decisiones. Pero deberían minimizar el grado de exposición», afirma Marta Ferrer.

En la página www.montañasegura.com hay una ventana denominada montañeros solitarios donde hay una ficha que se puede rellenar con una declaración de intenciones y donde se indica el plan previsto por el deportista. «Es esencial que una persona este al tanto de la actividad que se realiza para que se encuentre pronto al accidentado. Lo ideal es que vaya acompañado por alguien para acortar los tiempos de reacción y así cuesta movilizar menos los medios de rescate. Cuando se va solo hay que hacer actividades por debajo del nivel, cosas en las que se sienta cómodo y que eviten pasos expuestos aunque la ruta sea sencilla», afirma Ferrer. En el otoño se acentúan las dificultades. «Hay que madrugar más. Ahora no es amable pasar una noche en la montaña. Hay nieblas, se puede comenzar la ruta en España y te desorientas pasando a Francia. Por otro lado, ya ha nevado y con dos dedos de nieve es incómodo caminar», explica Marta Ferrer.

Es importante utilizar los medios tecnológicos para agilizar el rescate del accidentado. «En muchas ocasiones el teléfono movil no tiene cobertura. Se puede utilizar un teléfono satélite o una baliza de seguimiento satélite. De esta manera unas coordenadas indican la posición en la que se encuentra el montañero», finaliza Marta Ferrer.