Diego Sancho ha nacido para correr. Este joven deportista nacido en La Muela hace 15 años no deja de asombrar. Dio sus primeros pasos en el deporte jugando al fútbol. Pero desde que practica atletismo hace cinco años no ha parado de crecer. Lo último fue hace pocos días con la medalla de bronce en los Europeos paralímpicos con el relevo corto de España. Sancho es albino. "Mi deficiencia visual es leve. Soy muy sensible a la luz y veo mejor de día que de noche. Llevo gafas de protección para la luz", dice.

En la ciudad galesa de Swansea logró el mayor éxito de su carrera deportiva con el tercer puesto por detrás de Rusia y de Francia. "La primera posta la hizo Gerard Descarrega, con su guía, la segunda Joan Munar, la tercera Martín Parejo con su guía y yo hice la recta de llegada", indica Sancho. En los relevos de deficientes visuales tiene que competir un ciego total y otro deficiente leve, que era Sancho. "Las curvas las hicieron ciegos totales con guías, que son los que llevan el palo. Y las rectas ciegos parciales. El guía va por el exterior y solo compiten cuatro equipos en la final", dice Sancho.

Completó su participación disputando los 200 lisos y el hectómetro. "En el 200 hice 24.73. En el 100 fui sexto en semifinal y noveno en el global con 11.92", afirma. Fue en mayo durante el Grand Prix Mundial de Zúrich donde hizo su marca personal en 100 lisos con 11.54, siendo tercero.

Sancho sigue siendo atleta escolar. Su entrenador es Casimiro Martínez. "Está por hacer y tiene que coger experiencia", confiesa el técnico. Ha ganado todos los títulos nacionales de la categoría escolar y es el cadete más rápido de Aragón como atleta federado con la Zoiti. "Es tranquilo y compite bien, aunque se puso nervioso en el 100 del Europeo y por ocho centésimas no pasó a la final", afirma Martínez. Sancho reconoce que debe mejorar la salida. "Salgo bien a ratos. Un día me sale muy bien y otro muy mal. Pero aguanto la velocidad, y cuando llego a los 60 metros, acelero", apunta.

EL CAMBIO

Hasta el año pasado vivía en La Muela y tenía que desplazarse todos los días a Épila a estudiar y tres días a la semana a Zaragoza para entrenarse. Hace dos meses vive en Zaragoza con lo que supone de comodidad al velocista. "Me preparo con catorce compañeros del equipo de la ONCE de Aragón en La Granja. Casimiro Martínez, mi entrenador, es un crack y es muy buena persona". Ese grupo tiene otros dos internacionales, la velocista Laura Molla y el lanzador David Plou.

Este año estudia tercero de la ESO, pero reconoce que lo suyo no son los libros. "Me gusta más el deporte. Para mi correr es una liberación y no pienso en nada. Tengo la mente libre y, sin embargo, estudiar me da mucha pereza". Tiene muy claro lo que quiere un futuro a medio plazo. "Mi meta como atleta es mejorar todo lo que se pueda. No me quiero presionar, pero el objetivo es correr unos Juegos, si no es Río, será Tokio. Es la ilusión de una vida", finaliza.