«Creo que llego bien de tiempo, ¿no?», se preguntó Rafael Nadal mientras se sentaba en la sala de prensa mirando su reloj. No le gustó que algunos aficionados protestaran por la parsimonia que se había tomado entre puntos en su debut en el Abierto de Australia ante el alemán Mayer (6-3, 6-4 y 6-4). En los Grand Slam hay 20 segundos para sacar y Nadal es de los que suele superar ese tiempo. «En un deporte en el que los partidos pueden durar una hora o cinco hay que tener una actitud más relajada con el tiempo», lanzó en plan de queja.

Lo que sí hizo Nadal en la pista fue aprovechar el tiempo. En 2 horas y 4 minutos superó su primera prueba sin desgaste. Mayer, número 49 mundial, no era un rival de los complicados aunque le había ganado una vez en Shanghái (2011). Pero Nadal impuso el mando con ese «juego más agresivo» que le pide su ahora su consejero Carlos Moyá para recortar el tiempo en ganar los puntos. Le ayudó el saque. Apuntó 6 aces con un 77% de efectividad con el primero y un 83% con el segundo. Eso le permitió dominar y resolver los puntos con una derecha (27 ganadores) que vuelve a hacer daño. «No esperaba hacerlo tan bien pero estoy contento porque en los momentos importantes he pegado».

Ferrer y Bautista resolvieron su debut en poco más de 80 minutos, cediendo cinco juegos. Pablo Carreño necesitó un poco más para vencer al canadiense Polansky que abandonó en el quinto set. Verdasco perdió con Djokovic.