Horacio Zeballos se marchó de la central Rafa Nadal con su objetivo cumplido. No ganó, pero se hizo un selfi con el tenista al que admira y que hoy puede levantar su segunda décima una semana después de lograrlo en Montecarlo. El veterano tenista argentino se llevó un buen recuerdo, pero no pudo impedir que el nueve veces campeón del torneo alcanzara la décima final desde su debut en el 2003 en la que hoy se enfrentará al austriaco Dominic Thiem que eliminó al número uno, Andy Murray, por 6-2, 3-6 y 6-4.

«Hoy no he jugado muy bien. Ha sido un partido incómodo por las condiciones de frio, viento cambiante. La pelota se ponía como una piedra. Pero cuando no juegas bien, las victorias tienen más valor», argumentó Nadal. Ayer tocaba ponerse el traje de faena ante un rival incómodo, zurdo como él, veterano y que le había ganado hace cuatro años en la final de Mar del Plata, cuando el mallorquín volvía al circuito tras ocho meses de lesión. Era el año 2013. «No veía mucha luz en ese momento, ahora es distinto», recordó el manacorí.

El argentino, número 84 del mundo, intentó mantener el pulso con un rival al que admira. Zeballos forzó a Nadal al final del primer set cuando dispuso de tres break points para conseguir acercarse al 5-4 y sacar. En ese momento Nadal puso la sexta velocidad para salvar la situación. Después, en el segundo, el argentino mantuvo la igualdad hasta que Nadal le rompió el saque (5-4) .

UNA BATALLA ABIERTA / Hoy ante Thiem, Nadal es consciente de que deberá mejorar si quiere ganar al austriaco. «No es ninguna sorpresa que esté en la final. El partido con Murray ha sido muy abierto y los dos han podido ganar», destacó. Era cierto. Thiem se ganó su presencia en la final después de una intensa batalla en la que Murray, como contra Albert Ramos, fue de menos a más en las dos horas y 15 minutos que jugaron.

El austriaco ganó con facilidad el primer set y parecía que no pasaría problemas ante un Murray que vino a Barcelona para rodarse. Ayer era su quinto partido en tierra por once de Thiem que, además, había ganado en esta superficie hace unas semanas el torneo de Rio de Janeiro. Pero Murray no se entregó. Se aferró a la pista dispuesto a buscar el pase a la final. Así ganó el segundo set, aprovechando los errores del austriaco. Después, se rompieron el saque al inicio del tercero y, aunque Thiem se adelantó 4-2, no se entregó fácilmente el escocés.

HEREDERO DE MUSTER / Ayer Murray se cruzó con un rival mucho más rodado, especialista en tierra, que hoy le pondrá las cosas difíciles a Nadal. El tenista austriaco será el segundo de su país que juegue por el título en Barcelona. En 1995 y 1996 lo hizo y ganó el título los dos años un tal Thomas Muster.

«Volver a una final es una noticia importante», dijo Nadal. Este año ya lleva cinco con Roland Garros de fondo.