Un día antes de su 32º aniversario, Rafael Nadal se regaló, un año más, el pase a los octavos de final de Roland Garros, en este caso venciendo a Richard Gasquet por 6-3, 6-2 y 6-2. Otra victoria contundente, sin perder un set, y ya lleva 34 consecutivos desde que cedió el último en Roland Garros en el 2015 ante Novak Djokovic. Si mantiene el ritmo, puede superar el récord de un tal Bjorn Borg, que sumó 41 entre 1979 y 1981.

«Tiembla la tierra», decía la portada de ayer del programa del torneo, insinuando la batalla entre el ídolo local y el 10 veces campeón del torneo, que no se enfrentaban en la Philippe Chatrier desde el 2005, cuando los dos tenistas empezaban su carrera y cuando el tenista francés, que cumplirá también 32 el próximo día 18, era la gran esperanza tricolor y había dominado casi siempre al mallorquín en la época de júniors. Más de una década después, Nadal tiene 16 Grand Slams y 78 títulos mientras que Gasquet suma un par de semifinales de Grand Slam (Wimbledon y US Open) y ha ganado 14 títulos. Una diferencia remarcada aún más en sus enfrentamientos directos: 16-0.

Si la tierra tembló fue con la exhibición de Nadal. La salida del número 1 mundial fue contundente. Tres juegos en blanco hasta que Gasquet logró el primer punto a los nueve minutos de juego. «¡Richard, Richard!», animaba el público a su compatriota cada vez que anotaba un punto y se desataba la euforia cuando apuntó su primer juego y otros dos seguidos (5-3). Fue el momento en que más cerca estuvo en el marcador. Nadal cortó la racha y la ilusión de los espectadores que llenaban la central para apuntarse el primer set en poco más de media hora y acabar el partido en 1 hora y 58 minutos cediendo solo siete juegos y, después, peloteando un momento con un recogepelotas a petición de Marian Bartoli, la extenista francesa, que le entrevistó en la pista.

EL TERRIBLE REVÉS / «Lo siento por Richard, es mi amigo, una gran persona, le aprecio mucho, pero así es el deporte», se excusó el número 1, que en la pista aplaudió la salida de Gasquet. El francés lo encajó con resignación. «Su golpe de revés tiene una intensidad monstruosa pero lo peor para mí es su derecha que cuando le pega va directa a mi hombro», se excusaba el jugador francés, que se pasó el partido saltando para devolver bolas.

El próximo en sentir lo mismo será el alemán Maximilian Marterer, un zurdo de 22 años y 70º del mundo, que alcanzó por primera vez los octavos de final de un Grand Slam tras vencer al estonio Jurgen Zoop, que venía de la previa, por 6-2, 6-1 y 6-4.

También estuvo contundente sobre la pista Garbiñe Muguruza, que se deshizo de la veterana Samantha Stosur por 6-0 y 6-2 en poco más de una hora, para acceder a los octavos de final. La hispanovenezolana, que pisó por fin la central Philippe Chatrier, en la que aún no había jugado pese a ser la campeona del 2016, no dio opción a una rival a la que, el año que ganó el título, eliminó en semifinales. Stosur, campeona del Abierto de EEUU y finalista en París en el 2010, está ahora clasificada en el puesto 90º, lejos de su mejor forma. «He hecho un partido muy bueno y he sabido controlarlo desde la primera bola», decía Muguruza.

A pesar de eso, la española evita el optimismo. «La pista central de aquí es la más importante de mi carrera posiblemente y si he ganado un Grand Slam quiere decir que puedo ganar otro. Estoy contenta por estar por quinta vez en la semana grande de París, pero no tiene sentido ir más allá. Estoy contenta, sin más. Ahora solo pienso en Tsurenko».

El día no fue tan favorable para Albert Ramos, que ayer se cruzó con un duro adversario como el argentino Del Potro, sexto del mundo, que le eliminó por 7-5, 6-4 y 6-1. En el ecuador del torneo la representación española ha quedado en manos de Nadal, Muguruza y Verdasco.