Mantener los pies en el suelo, no llevarse por la euforia de seis victorias consecutivas y, sobre todo, no permitir que lo hagan sus jugadores. Esa es la receta que aplica Natxo González para que el Real Zaragoza no se desvíe ni un ápice del camino marcado, el que le señala como el mejor equipo de la segunda vuelta. De hecho, ayer el técnico habló más del partido ante Osasuna, de la autocrítica de ese día, que del siguiente duelo, el de mañana ante el Sevilla Atlético (16.00 h.), señal de que ese choque en El Sadar no le gustó pese a la victoria y que, por lo tanto, es vital corregir los errores cometidos.

«En Pamplona hicimos síntomas de que esa madurez no tiene ese cuajo como para afrontar las últimas jornadas con lo que te estás jugando. Eso me inquieta. No podemos perder el control del partido como el otro día. A nivel futbolístico ha habido una evolución individual de los jugadores, estamos donde queremos estar, pero uno de los conceptos fundamentales es tener ese cuajo para saber gestionar los partidos en función de cómo te vengan», dijo el entrenador del Zaragoza.

¿Eso quiere decir que está preocupado? «Preocupado no, pero sí inquieto», insistió. «En Pamplona ganamos porque, a pesar de no jugar bien, estamos siendo letales en la parte de arriba. Pero no nos equivoquemos, no podemos sobrevivir con la cantidad de intervenciones que tuvo que hacer nuestro portero», añadió el técnico zaragocista, que juzga vital hacer esa autocrítica por encima de la alegría que puede generar llevar seis triunfos consecutivos y ser el mejor equipo de la segunda vuelta, porque «si no, entras en un estado de complacencia que en el futuro te va a pasar factura seguro. Igual que cuando no salían los resultados decíamos que las cosas las hacíamos bien y no salían, ahora estamos satisfechos por estas victorias, pero tenemos que analizarlas. Hay que ser maduros para ser capaces de detectar lo que nos ha ocurrido y lo que nos puede ocurrir, estar preparados para las adversidades para tener capacidad de darles respuesta».

Ante Osasuna, A Natxo le dolió que, tras entrar bien en el inicio del partido, «se nos descontrole después de esa manera y que le permitamos al rival las opciones que permitimos. Eso no puede ser», aseveró, poniendo otro freno a la euforia a la hora de evaluar las opciones del equipo para acabar entre los dos primeros: «No entiendo que se hable ahora de ascenso directo. Lo entiendo porque aquí se pasa del blanco al negro en seguida. El objetivo es acabar entre los mejores. Quedan 33 puntos y puede pasar de todo, subir directos, ser terceros, cuartos o décimos. Resta mucho camino y seguro que habrá curvas. El tema es cómo vamos a responder cuando tengamos curvas, por eso es importante esa madurez en momentos decisivos».

LA ILUSIÓN DE LA GRADA / Esa lucha contra la euforia en su vestuario no la traslada el técnico zaragocista a la afición, que entiende que esté ilusionada, como se refleja en la asistencia a La Romareda ya que mañana ante el Sevilla Atlético se puede rondar la entrada que hubo ante el Lorca, en el anterior partido en casa. «Es normal y bonito que la gente se ilusione con el equipo, que esté prácticamente lleno el campo. Pero eso no es malo, eso es bueno siempre que lo canalicemos bien», indicó.

Del filial sevillista apenas habló el técnico. El equipo de Tevenet es colista de la clasificación y está tan desahuciado como el Lorca cuando pasó por La Romareda hace solo dos semanas, además de llegar al partido ante el Zaragoza con 10 bajas, siete de ellas por los compromisos de las selecciones. Sin embargo, el técnico zaragocista no espera un partido similar, porque «no es un rival parecido, ya que el Sevilla Atlético tiene más posibilidades de tener el balón y de asumir más riegos con él. Todos sabemos los filiales qué tipo de jugadores tienen pese a las bajas. Habrá que estar muy concentrados y saber en cada momento lo que tenemos que hacer», concluyó el entrenador vitoriano.