--No jugó ante el Alcorcón pese a estar convocado. ¿Cómo está de sus molestias?

--Las sensaciones en el cuádriceps no eran buenas y era mejor no arriesgar. Es de un golpe que recibí ahí, me creó una roturita y tenía dolor. He completado el entrenamiento con el grupo y estoy mejor, para jugar si así lo quiere el míster

--Llegó en enero, ha jugado seis partidos, tres de titular. ¿Es lo que esperaba al venir?

--Lo mejor es que me estoy encontrando bien, me he adaptado rápido al equipo y al grupo. Y el fútbol que hacemos me viene bien a mis características. Ha sido una pena tener ese par de contratiempos musculares, pero espero que ya no lleguen más hasta final de temporada y poder ayudar lo máximo.

--Esos contratiempos eran previsibles porque llevaba entrenando en solitario al estar sin equipo desde el pasado verano.

--Sí, más o menos es así, todo tiene su progresión.

--El Zaragoza suma una victoria en 7 partidos. ¿Están en crisis?

--Bueno, venimos de un empate en casa y eso siempre te deja ese sabor amargo. Hay que mirar hacia delante, quedan 11 partidos y mucha tela por cortar. A estas alturas de la Liga todo va a costar mucho más. Todos los equipos se juegan algo, se arriesga menos, en las disputas se es más agresivo. Nosotros tenemos que ser conscientes de ello y estar a ese nivel.

--Pero ya son tres partidos seguidos sin ganar en casa y la afición ya ha mostrado su descontento. ¿Se toma esos silbidos como un aviso?

--No me lo tomo así, creo que ha habido más apoyo que pitos en los últimos partidos en casa. A la grada no se le puede reprochar nada. Es que hubo momentos en que el Zaragoza estuvo espeso y animaron, pero si ve que su equipo no gana en casa la afición es más crítica. Es normal, pueden hacer lo que les plazca, para eso pagan.

--¿Hasta qué punto las lesiones justifican el mal momento?

--Es difícil medirlo. Está claro que en una plantilla corta te penalizan mucho más. Por ahí existe un hándicap. Hay momentos en que nos hemos sabido sobreponer a eso y en otros lo hemos pagado un poco más. Hay que trabajar con eso, aunque ahora ya estamos recuperando gente y ojalá en la recta final estemos todos, seremos mucho más fuertes

--En todo caso el fútbol no sale tan fluido como hace un mes...

--Es que, salvo el Lugo, no he visto a un equipo que proponga mucho fútbol. Todo el mundo va a arriesgar lo mínimo, a buscar las segundas jugadas y el juego se entorpece mucho más. Y todo eso se acrecienta en la recta final. Ahora nos va a tocar partidos más feos y hay que saber sacarlos porque son vitales.

--¿Ve al entrenador preocupado o nervioso?

--Lo veo tranquilo. Lleva muchos años en esto como jugador y entrenador y sabe que, cuando los resultados no se dan, en el entorno hay nerviosismo, pero lo importante es que el grupo, el vestuario, esté fuerte y tenga confianza. Y eso sucede aquí.

--Ha señalado en público a algunos jugadores, sobre todo a Willian. ¿Qué le parece?

--Cada entrenador tiene su método y sus razones, no entro ahí. Es un técnico que mima a los jugadores, que está pendiente y que mira por el bien del vestuario.

--Usted se forma en la cantera del Valencia, hasta llega a debutar en Champions en Roma en el 2006. ¿Se quedó con la espinita de no triunfar en Mestalla?

--El fútbol actual no es el de hace diez años, las plantillas se hacían a golpe de talonario y era muchísimo más difícil dar el salto a la élite. Ahora, los equipos tienen más problemas y ese salto es más fácil, ya que la gente de abajo tiene más oportunidades. En el Valencia llegué a jugar y decidí buscarme la vida por fuera. Claro que me hubiera gustado triunfar allí, con doce años ya fui el futbolista más joven en entrar en su residencia, pero al menos llegué a jugar en Champions. No podría decir que tengo la espina tan clavada.

--Tiene un hermano que es futbolista también...

-- Sí, Kiko. Ahora va a jugar en Islandia en Primera (Keflavik). Estuvo en el Valencia y después en las categorías inferiores del Albacete y nuestros caminos deportivos se separaron.

--Pasa por el Eibar y el Villarreal B, donde coincide con Paco Herrera. ¿Es el entrenador más importante de su carrera profesional?

--Es de esos entrenadores que marcan, a mí me ayudó mucho en los dos años y medio que lo tuve. Pero aprendí de todos los entrenadores, aunque con Abel Resino en el Celta es donde tuve más continuidad en Primera y con el que mejor fútbol hice.

--Paco Herrera le quiere traer aquí en el verano del 2013 y usted se va al Antalyaspor turco...

--Es cierto que tuve la ocasión de venir, pero es que económicamente la distancia de condiciones era abismal. Era ganar tres o cuatro veces lo que iba a ganar en las ofertas que tenía en España y no soy ningún necio para decir que no a eso.

--Su equipo bajó, tuvo que marcharse el pasado verano y se quedó en el paro. ¿Se equivocó al irse a Turquía?

--No creo que me equivocara. Al principio todo fue bien, pero después vinieron impagos, muchas historias, es otra mentalidad y otra cultura la del fútbol de allí, muy distinto. Son decisiones que se toman y ya está, no queda otra que seguir.

--Con el Celta marcó el gol del ascenso a Primera en Tarragona en la 11-12. ¿Lo recuerda?

--Claro. Era un momento de mucha tensión, con el ascenso en juego y ese gol fue una liberación, es uno de esos momentos que al futbolista le gusta vivir. Es uno de mis mejores recuerdos como profesional, aunque también hay otros que me marcaron, como el gol que hice al Barcelona o el que logré ante el Espanyol que ya suponía la permanencia.

--No hará falta que se le pregunte si quiere repetir ese gol del ascenso en el Zaragoza...

--Claro que me gustaría repetirlo, cómo no, por lo que conlleva, por la satisfacción propia y por la que supone para la gente. Sería una alegría enorme.

--¿Mira solo a conservar la plaza de promoción o cree aún en las opciones de ascenso directo?

--Miro a Tenerife, solo a eso, a los tres puntos y a llegar lo mejor posible al final de Liga. El Zaragoza ha demostrado que puede ganar a cualquiera. En promoción podemos aspirar a todo. Es más, creo que los rivales se preocuparán si les tocamos nosotros. Jugar en nuestro campo, lleno y con la gente, es una baza muy fuerte.