No ha recibido ningún gol en casa desde el 13 de enero. Fue el 0-1 ante el Lugo que supuso la segunda y última derrota de la temporada en casa por el momento. Antes solo había ganado allí el Rayo Vallecano, el único visitante que, según aseguran en Reus, ha sido superior a los tarraconenses en su Camp Nou. Así se llama el Municipal donde juega el equipo de López Garai, el aventajado aprendiz de Natxo González que la pasada campaña dirigía al equipo desde el centro del campo y ahora lo guía desde el banquillo con trazos conocidos. Ha mantenido la estructura y muchos de los mecanismos que activó el técnico del Zaragoza, pero ha sabido mejorar los números de su maestro, que este viernes se enfrenta a la versión avanzada del Reus que construyó. Natxo se enfrenta a Natxo en el camino hacia el ascenso. ¿Será capaz de derribar su obra?

En el partido de la primera vuelta en La Romareda, el Zaragoza ya se encontró con un rival plomizo, que le dificultó el partido y lo llevó a su territorio. Hubiese sido lógica la victoria aragonesa, pero el Reus se mostró como un bloque tupido y de mente clara. Los movimientos son bien parecidos, calcados en algunos casos, a los que hacía el cuadro catalán en la etapa de Natxo González. El sistema también, un 4-3-3 con el que no renuncia nunca al triunfo cuando juega ante su afición.

Es fuerte sobre todo en su feudo, donde a buenos ratos compite contra sí mismo. Es tan equilibrado y fiable en defensa como romo en ataque, donde le cuesta relacionarse con el gol. Sus números lo dicen todo: no llega a un tanto por partido de media a favor en su estadio; encaja poco más de medio en contra. En 18 partidos en feudo propio ha celebrado 17 dianas y solo ha recibido 10. Únicamente el Cádiz y el Numancia (9) han encajado menos.

Se puede imaginar el tipo de partido cerrado que se va a encontrar el Zaragoza en Reus, donde solo en tres ocasiones ha habido diferencia de más de un gol: en sus victorias ante los colistas, Lorca (3-0) y Sevilla Atlético (2-0), y en la derrota ante el Rayo (0-2). Además, en cuatro ocasiones ha acabado el marcador 0-0, todas ante equipos de postín: Osasuna, Granada, Huesca y Oviedo. A otros les fue peor. Cádiz y Sporting, por ejemplo, perdieron lo que da una idea aproximada de la dificultad del campo.

No hay una clave conocida para vencer en el campo del Reus. El Rayo ganó dominando el partido a través del balón. El Lugo lo hizo acertando en la primera ocasión que tuvo. Quizá ese sea el punto flaco del equipo de López Garai, al que se le hacen cuesta arriba los partidos que comienza perdiendo.

A pesar de la apariencia de equipo defensivo que puede tener el Reus, sus partidos de casa los plantea sobre criterios de balón. Trata de dominar y mover el fútbol en las zonas que más le interesa y es capaz de llegar con cierta facilidad a la zona última del campo. Lo hizo contra el Huesca no hace mucho en un partido de 0-0 que se le hizo larguísimo al cuadro aragonés, que agradeció el punto.

En el fondo, siempre quiere tener protagonismo con el balón, y lo consigue en la mayoría de sus puestas en escena en casa. La dificultad que tiene en la zona de ataque para traducir su dominio en goles ha convertido la mitad de los partidos jugados en su estadio en empate, el resultado más probable cuando cualquier equipo juega en Reus. Nueve se han visto esta temporada, por siete victorias y las citadas derrotas.

Natxo acude al reencuentro de la que fue su casa, donde le auguran un estupendo recibimiento, con el reto de destapar los defectos del Reus como local. No solo se mide al que fue su comandante de campo la pasada campaña, el hombre que fue capaz de entender el fútbol que quería Natxo González, con el que jugó 37 partidos con 35 años. López Garai tiene a su lado a Xavi Bartolo, otro hombre fundamental en el desarrollo del técnico zaragocista en su última etapa catalana.

El segundo entrenador del Reus ya cogió galones conforme avanzó la pasada campaña, en la que ejercía de preparador físico. Además de la planificación en este apartado, Bartolo destinaba gran parte de su tiempo a analizar vídeos de los rivales, a detectar sus virtudes, a denunciar sus defectos. Ahí se destapó como un trabajador fiel e inteligente. También se sumergió en la estrategia de la primera plantilla, que creció mucho a balón parado con Natxo González, obligado ahora a neutralizar todos los mecanismos que activó y estimuló.