Asiste Neymar y marcan Messi y Suárez. Veinticinco goles lleva el mejor jugador del mundo en la Liga y 21 su amigo uruguayo, pero ambos tienen mucho que agradecer a Neymar, el delantero más desequilibrante del Barça en las últimas semanas. Rompe las defensas (colosal fue su galopada en el minuto 89 ante el Valencia, recorriendo todo el campo, dejando a dos rivales por el camino y sirviendo un gol hecho a André Gomes) y disfruta regalando asistencias, aunque acabaría más feliz los partidos solo con un poco más de suerte cara al gol. Y es que la catarata ofensiva que desborda por la banda izquierda del Barça no acaba de fructificar en un chorro de goles.

Sin ir más lejos, el domingo ante el equipo levantino, Neymar volvió a quedarse a cero, a pesar de ser el más desequilibrante y el que más veces buscó el disparo. Pero ya fuera por el milagroso pie del portero Alves o por el palo (en el disparo de falta) o por falta de puntería, Neymar no pudo redondear una extraordinaria actuación alcanzando los 100 goles como azulgrana (ahora suma 99 en 176 partidos en todas las competiciones).

Ocho goles en la Liga, 4 en la Champions y 2 en la Copa son los números realizadores de Neymar en esta campaña, pero donde sus cifras sobresalen por encima de cualquier otro jugador es en las asistencias. Nada menos que 20 pases de gol contabiliza el brasileño en lo que va de campaña, siendo incluso generoso en el reparto: siete han sido para Messi y otras siete para Suárez. Es decir, que entre ambos se reparten el 70% de los pases de gol de su compañero. Y así todos tan amigos, lo que realmente son y se evidencia tanto en los partidos.

Las seis asistencias restantes, Neymar las contabiliza de forma individual: Iniesta, Arda Turan, Mathieu, Alcácer, André Gomes y Sergi Roberto (un centro que posibilitó eliminar al PSG) han sido los otros beneficiarios de sus pases. Asiste Neymar, marca, también, y defiende, en otra de las virtudes que mejor ha sabido explotar Luis Enrique, especialmente esta temporada, tras la aplicación del taquicárdico 3-4-3. Incordia y se parte la cara Suárez con los centrales, acude a veces a la presión Messi (el único que tiene bula para desistir de esa tarea) y aprieta Neymar por la banda, al que esta campaña se le ha visto correr tanto hacia adelante como hacia atrás. Es la exigencia del sistema, que obliga a trabajar a destajo a los de arriba.