Parece ser que nadie es profeta en su tierra y los 'cracks' del Barça pueden dar fe. A pocos días del inicio de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, Neymar está sufriendo unas críticas que comienzan a recordar peligrosamente a las que hace menos de un mes llevaron a Leo Messi a abandonar definitivamente la selección de Argentina. Muchos dudan de su compromiso con la ’Seleçao’ y exigen que se le retire el brazalete de capitán.

"Tengo 24 años y he ganado lo que he ganado. Soy una persona tranquila. La gente puede criticarme por lo que pasa en el campo. Me gusta salir y divertirme. ¿Por qué no puedo salir de fiesta? No hay un porqué. Salgo porque sé cuál es mi deber al día siguiente y cuando juego siempre me entrego. Si usted tuviera mi edad y hubiera ganado la mitad de lo que he ganado yo, ¿qué haría? Esa es mi pregunta para usted", declaró un visiblemente irritado Neymar durante la rueda de prensa del martes en las instalaciones de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Teresópolis.

"MÍRAME A LOS OJOS"

La pregunta no pudo ser más malintencionada y así lo hizo saber Neymar al periodista que le interpeló, al que le dijo que veía venir "lamala fe de la pregunda". El futbolista también le dijo, con firmeza pero sin perder en ningún momento el temple y la compostura, que le mirase "a los ojos" mientras le hablaba.

La prensa del país no duda en alimentar la imagen del azulgrana como "un jugador de club", una visión muy extendida entre la 'torcida' de la pentacampeona mundial, mientras que la ambigüedad del seleccionador olímpico Rogério Micale en torno a la capitanía del equipo olímpico no ha hecho más que alimentar las dudas sobre la jerarquía del número 10 de la 'Canarinha'.

TRAUMAS A CUESTAS

En uno de los momentos más delicados que se recuerdan en el fútbol brasileño, con el humillante 1-7 de Alemania aún en la retina, la traumática eliminación en la Copa América del Centenario y la responsabilidad de alcanzar el oro olímpico ante su público en Maracaná, la 'Neymardependencia' se ha salido del contexto deportivo y comienza a adquirir tonos que podrían ser muy perjudiciales para el desempeño azulgrana.

Si algo caracteriza a Ney es su resiliencia a la presión. Como el carbón antes de convertirse en diamante, el delantero brasileño absorbe la presión y resurge con más brillo. No en vano, lleva desde los 11 años, cuando ingresó en las categorías inferiores del Santos, preparándose para convertirse en el nuevo Pelé. Con la plata de Londres 2012 en el bolsillo y Rio 2016 a la vuelta de la esquina su oportunidad de superar a su ídolo está más cerca que nunca. Si el público está de su lado, Neymar será capaz de lograr el oro que ni siquiera 'O Rei' consiguió conquistar.