En Diriamba, la ciudad más futbolera de un país, Nicaragua, en el que el béisbol puede con todo, Enrique Llena (1961, Huesca) vive "tranquilo, a gusto", desde hace ya casi cinco años, cuando se hizo cargo de la selección nacional. Vive tranquilo, sí, pero en el centro de la diana del periodismo del país.

"Estoy satisfecho con el trabajo, aunque un poco cansado después de casi cinco años con mucha presión por parte de la prensa nacional. Tengo la satisfacción de que la prensa internacional ve el crecimiento y el avance", explica este zaragocista de Barbastro, que acaba su contrato en julio del próximo año y que ha intentado profesionalizar el fútbol nicaragüense e inculcar un estilo de juego de toque. No obstante, en la pasada Copa Centroamericana Nicaragua no pudo con sus vecinos: Honduras, Costa Rica y Panamá. Después de entrenar, entre otros, al Binéfar, el Monzón o el Huesca, Llena, que antes tenía una empresa de investigación privada, decidió probar fortuna fuera de España.

"Las cosas que me salieron no me llenaban. Me daba igual ir a Nicaragua, a China o a la Conchinchina, yo quería trabajar en el fútbol. Mi agente se movió mucho y me salieron tres selecciones, Nicaragua, Jordania y una isla del Caribe", recuerda. Se fue, pero no olvidó al equipo de su vida. "En las conferencias de prensa, me preguntan si soy del Barcelona o del Madrid; yo les respondo que soy del Real Zaragoza y se quedan un poco extrañados", dice, divertido.

Y es que en Nicaragua pocos conocen al Zaragoza, pero Llena se encarga de resolverlo. "Cuando vuelvo de España, me piden camisetas del Barça o del Madrid, pero yo quiero regalar la del Zaragoza. Ahora he comprado una para llevarla", comenta el oscense, que se encuentra de visita en España para ver a su hija. Y también al Real Zaragoza, al que sigue desde la distancia. "De los cinco magníficos, aún llegué a ver jugar a Santos, también he visto jugar a Luis Costa, a Violeta... De niño iba con mi padre a La Romareda, cada quince días íbamos de Barbastro a Zaragoza a ver el partido. Es el equipo que llevas en el corazón porque es el que has mamado de crío".

Y al que le gustaría entrenar. "Es muy complicado, ni me lo planteo. ¿Cuánto lleva Emilio Larraz en el Zaragoza B y nunca le dan la oportunidad? Parece que los entrenadores de casa no valemos", se lamenta, aunque siempre queda la esperanza. "La culminación a mi carrera no sería entrenar al Madrid, al Barça o a Inglaterra, sería entrenar al Zaragoza", asegura.