«Vamos a ser campeones de Europa sub-21, estoy convencido», aseguró Mariano Rajoy en vísperas de la final, que presenció desde el palco aprovechando su oportuna estancia en Polonia por la cumbre bilateral. Se equivocó Mariano, que apostó al caballo ganador olvidando que enfrente habría una selección alemana, la Mannschaft, un conjunto que, con más o menos bajas, con más o menos estrellas, garantiza máxima competitividad. Si el domingo Chile no lo evita, puede ser la gran semana germana.

Hasta ocho sub-21 alemanes estaban ayer en Rusia, disputando la Copa Confederaciones. La Alemania sub-21 B se enfrentaba a un elenco de estrellas consagradas como Asensio, Saúl, Bellerín, Sandro... Una hornada destinada a reconquistar el trono alcanzado en el 2013 por otra quinta de lujo: De Gea, Bartra, Thiago, Koke, Isco, Morata...

Pero todo lo que ante Italia fue brillo, contra Alemania se tornó mate. «Nos ha faltado hilar nuestro juego, no hemos tenido posesiones largas, pero no todos los partidos pueden ser iguales», lamentaba Iñaki Williams. «Es un día duro, es difícil levantar la cabeza, pero hemos hecho un gran torneo y hay que volver a la próxima. Estamos jodidos, tristes, pero tenemos que ayudarnos unos a otros», añadió el extremo del Athletic. La cara de los jugadores mezclaba pena, rabia e incredulidad. Ni un segundo les duraba colgada la medalla de plata que le colocaban los miembros de la UEFA. No habían ido a Cracovia a por ese metal. Tampoco recogió con especial alegría Ceballos, que empezó el torneo como suplente de Denis Suárez, el trofeo de mejor jugador del torneo, toda una sorpresa. Antes de empezar el Europeo casi se daba por ganador a Marco Asensio.