Pocos están tan ansiosos y con tantas ganas de que llegue el ascenso del Real Zaragoza como Alberto Zapater. Ha mamado zaragocismo y sabe como nadie lo que es sufrir y defender el escudo del león. Volvió a casa por momentos como estos y por ello vive estas horas previas al comienzo de la promoción «con ilusión y con la responsabilidad de la situación».

Eso sí, puntualiza que intenta «llevarlo con tranquilidad», pero sabiendo que «es difícil que nadie te mande un whatsapp, un vídeo o pidiéndote entradas». Además, no oculta que «existen esos nervios justos y necesarios por lo bonito que viene y después de haber sufrido la temporada pasada.

No se considera favorito al ascenso para nada a pesar de la gran segunda vuelta y de haber logrado ganar los dos encuentros al Numancia, conjunto al que tiene mucho respeto: «Tenemos que pensar que el Numancia lleva muchos años haciendo las cosas bien. Es un equipo humilde que todo el mundo simpatiza con él, incluido aquí en Zaragoza por lo que nos une, y creo que va a ser muy difícil. En Liga cuando fuimos era uno de los equipos más difíciles de batir en su casa y han estado todo el año arriba». Además, agrega, «hemos vivido el estar en una situación difícil y eso no se nos olvida como grupo. Sabemos que el fútbol en cualquier momento te baja a la tierra».

Sentimiento a flor de piel

Solo imaginar en el posible ascenso, algo «que piensas porque es inevitable y es bonito soñar», a Zapater se ilumina el rostro. También con La Romareda, su estadio. «Es una pasada cómo está la gente, cómo nos recibe en el campo y lo que hemos ido sintiendo desde hace muchos partidos en casa», confiesa el capitán.

No es el único jugador que reconoce que la afición está especialmente enganchada e ilusionada. De hecho, Zapater cree que «se celebraría el ascenso mucho más de lo que se hizo en el anterior porque en aquel se nos obligó a ello». Por eso, «sería un fiestón para la ciudad porque además hay mucha gente con muchísima ilusión después de tantos años en Segunda».

Luego está el apartado sentimental, ese que el de Ejea tiene a flor de piel. «No puedo comparar lo que puede pensar uno del Barcelona o del Madrid. Imagino que tendrán en la cabeza algo diferente en cuanto a la ambición y a seguir ganando, pero el otro día cuando vi el vestuario del Madrid tras ganar la Champions no creo que sea igual que el nuestro. Aquí hay muchísima gente joven que quiere vivir un sueño y sabemos de la importancia que tiene el ascenso para todos y para el club en lo deportivo, económico y lo que significa para la afición y para niños que no saben lo que es ver al Real Zaragoza en Primera División». No traten de entenderlo.