Los neozelandeses no piensan dar su brazo a torcer. Quizá su rival, el Alinghi, sea un barco más rápido, pero no por ello dan por perdida la Copa América. Han viajado desde las antípodas con la misión de reconquistar la vieja Jarra de las 100 Guineas y se dejarán la piel en el intento. Ayer dieron una muestra de que su tozudez puede permitirles dar la vuelta a todos los pronósticos que los presentan como víctimas propiciatorias. Frente a un equipo de grandes maestros --y con antiguos héroes neozelandeses como Brad Butterworth y Murray Jones, los dos cerebros a bordo del Alinghi--, Dean Barker y sus muchachos dejaron claro que no se les puede tomar a la ligera, sobre todo si su rival sigue cometiendo fallos como ayer.

La regata parecía un calco de la del sábado: el Team New Zealand ganó la salida (salió más rápido, por el lado derecho que los dos barcos buscaban y tres segundos antes que su rival), pero a los cinco minutos los suizos ya iban delante: sencillamente, su barco ceñía más y mejor, porque es capaz de navegar a un ángulo más cerrado contra el viento sin perder velocidad.

El Alinghi se dedicó entonces a controlar a los neozelandeses y a incrementar su ventaja intermitentemente; daba la impresión de que de vez en cuando ponía un turbo escondido y dejaba a su rival casi 100 metros por la popa. En la baliza, 19 segundos separaban a ambos barcos.

EL FALLO DECISIVO Parecía claro que el 2-0 subiría al marcador. Pero a partir de aquel momento los oceánicos empezaron a recortar diferencias. La sorpresa empezó cuando al final del primer tramo de empopada, con el viento a favor, solo 13 segundos separaban a los dos barcos. ¿Dónde estaba la velocidad que había mostrado el Alinghi en las empopadas del día anterior?

Los suizos no podían imaginar aún que las cosas iban a empeorar. Lo peor para ellos llegó cuando Butterworth decidió no virar en la proa neozelandesa para un férreo marcaje al rival cuando faltaba poco para acabar la segunda ceñida. Barker no dejó escapar su ocasión. Y ante los ojos de varios centenares de barcos de espectadores --¡menuda muchedumbre acude a ver esta Copa América!-- se escapó hacia la baliza y después hasta la línea de llegada, para la que solo faltaba un tramo.

Unos pocos datos pueden ilustrar lo increíble del renacer neozelandés. La segunda ceñida la hicieron 28 segundos más rápido que el campeón (13 de desventaja y 15 que llevaba el Team New Zealand en la baliza), la mayor diferencia lograda en estas regatas; será la primera vez desde 1992 que la Copa América no acaba con un 5-0; y, sobre todo, ayer Butterworth y Jones perdieron su primera regata en esta competición desde 1995, tras una increíble racha de 16 victorias consecutivas.