Agarrar el hilillo de vida del que hablaba Jiménez en la previa del partido solo era ganar. No valía otro resultado. Tampoco el empate. El Zaragoza se acostó ayer un punto más cerca de la zona de salvación, a ocho, a la espera de lo que haga el Villarreal en el derbi valenciano. Pero la victoria del Granada ante un Sporting que tiene la misma cara de descenso que los zaragocistas es una mala noticia. De hecho, si el Villarreal asalta el Ciudad de Valencia este mediodía, la zona de salvación quedará a 11 puntos, cuando quedan 11 jornadas para el final de Liga. Sería un mundo, pero en todo caso la verdadera condena zaragocista es que necesitaría ganar al menos ocho de esas citas, cuando solo ha sido capaz de vencer en cuatro choques en 27 jornadas.