Fue la primera fiesta del año de los corredores populares zaragozanos. Era la novena edición de la Carrera Popular 10K del Rincón. Después llegarán la Carrera del Ebro, el Maratón de Zaragoza, el Medio Maratón de Zaragoza, El Rincón... Es un largo rosario de citas de un deporte social que causa furor en la capital aragonesa. Os Andarines d’Aragón, un club de montaña, se subió a este tsunami hace nueve cursos y los resultados cantan. Este año han tenido que colocar un tope de un máximo de 1.500 participantes por motivos de seguridad.

No fue un San Valero ventolero y la mañana fue espectacular para correr en un atractivo circuito de tierra por el Parque del Agua y ambos márgenes del Ebro. En mujeres la olímpica maratoniana María José Pueyo se dio un paseo. La veterana del Bikila fue a medio gas y se impuso con 39.25 a la argentina del Simply Scorpio Ani Buero, a Antolina Díaz, Noelia Bernad y Amaya Monge.

En chicos ganó el fondista sorpresa del momento. Es Jesús Olmos. Los rivales le denominan el frutero. «Fue al cumplir 29 años cuando Sheila me regaló unas zapatillas. Desde entonces me enganchó el atletismo», decía gozoso el ganador. Olmos venció con un tiempo de 31.18, seguido de Víctor Tello y Edwart Ríos.

Olmos ha hecho deporte toda su vida. «Durante 14 años fui ciclista amateur continental y campeón de Aragón», explica el corredor del Frutero Runner. Lo suyo tiene mérito puesto que tiene que compatibilizar el trabajo con el entrenamiento. «Tengo dos fruterías en Compromiso de Caspe y Plaza de Roma y me tengo que levantar todos los días a las tres de la mañana». Olmos tiene su faceta solidaria y vende camisetas y calcetines para una fundación de síndrome de Down.

Olmos se inició en el atletismo con el grupo de Iván Ramírez, que sufrió una agresión en octubre del 2016. Fue Ramírez el que le dio ayer el trofeo de ganador, que ahora se prepara con José Luis Mareca. «Dos veces a la semana me entreno con Toni Abadia y con Carlos Mayo». Sobre su triunfo destacó que «la Carrera del Roscón me gusta por su ambiente familiar. Es una carrera en casa y es de las primeras en las que competí», explicaba.

Los aledaños de la Torre del Agua cobraron vida desde las diez de la mañana. Media hora antes de la salida de la carrera Jorge Marín organizó un calentamiento con el grupo Run&Fun. Y poco después Iván Ramírez dio el pistoletazo de salida.

A partir de entonces las márgenes del Ebro se inundaron de una serpiente multicolor. El casi centenar de voluntarios de Os Andarines se colocaron con su peto rojo en la salida, la meta y a lo largo del recorrido. Destacó el montisonense Jean Pedraza, un corredor invidente que hizo de liebre de una hora y que fue acompañado por Jesús Arroyo.

Tras el exigente esfuerzo llegó lo mejor. El regalo de una camiseta, un roscón de Tolosana y una bolsa de regalos. Y para recuperar fuerzas chocolate con bizcocho y cerveza. Y para cerrar la mañana la organización incluyó una nueva carrera para los niños desde los 1.500 metros de los infantiles hasta los 150 con que cerraron los prebenjamines.