Orlando Ortega no pudo confirmar el podio logrado el año pasado en los Juegos de Río y solo fue séptimo en la final de los 110 metros vallas. El hispanocubano, que fue plata olímpica, ha descendido varios peldaños después de una carrera decepcionante para él, ya que después de una buena salida fue perdiendo posiciones hasta acabar con una discreta marca de 13.37 segundos.

Ortega corrió por la calle 3, emparedado entre el ruso Sergei Shubenkov (que defendía el título mundial de Pekín 2015) y el campeón olímpico, el jamaicano Omar McLeod. Quizá fue esa presión la que pudo con el hispanocubano, que en las semifinales del domingo había corrido en 13.23, marca que le hubiera dado un bronce que fue a parar al sorprendente húngaro Balasz Baji (13.28). Por delante, McLeod confirmó que es el mejor, con el oro (13.04), y Shubenkov se mantiene entre los mejores, con la plata (13.14). El plusmarquista mundial, Aries Merritt (EEUU), fue quinto (13.31).

Ortega (26 años) representaba una de las escasas opciones de medalla del equipo español, que ahora se ven limitadas a una tocada Ruth Beitia en altura y a algún marchador el próximo domingo, encabezados por el campeón mundial del 2015 en 20 kilómetros, Miguel Ángel López.«Estoy cabreado conmigo mismo, no esperaba ser séptimo con esa marca», aseguró Ortega, visiblemente disgustado.

Mucho más contenta acabó la triplista gallega Ana Peleteiro (21), a pesar de lesionarse en su cuarto salto. Antes, en el tercero, había completado el mejor intento de su vida (14,23) que le aupó hasta el séptimo puesto en su primera gran final absoluta. Peleteiro, que se entrena en Guadalajara con Iván Pedroso, vio como su compañera de grupo, la venezolana del Barça Yulimar Rojas, doblegaba a la campeona olímpica, la colombiana Caterine Ibargüen, por solo dos centímetros (14,91 por 14,89) en una final apasionante.