El conmovedor despliegue de Uruguay en el campo vino a ser el justo homenaje a la trayectoria de su seleccionador. El más veterano en el cargo de los 32 técnicos (desde el 2006) y el más longevo: 71 años. A su edad, y aquejado de una enfermedad que dificulta sus movimientos, le sobró gallardía para afrontar un torneo con las exigencias del Mundial. El sentido común, la naturalidad, la sabiduría no se le han agotado con el tiempo.

«Nos faltó lo que a cualquier equipo cuando pierde. El rival nos superó y nos ganó bien, hay que felicitarle», fue el ejemplar discurso de Tabárez tras la eliminación ante Francia. Ni un pero a la derrota ni una crítica al portero Muslera por un grave error ni un reproche a sus futbolistas que lo dejaron todo. Se despidieron en los cuartos de final. Después que Argentina y al mismo tiempo que Brasil. Terminó el contrato como seleccionador. Demasiado tarde para volver a ser maestro.