El ultrafondista Jesús Arroyo ya está acostumbrado a las machadas. Ya ha disputado once pruebas de 100 kilómetros (tiene un tiempo de 8.47), dos carreras en pista de 6 horas, una de 12 horas y el pasado domingo disputó su vigesimotercer maratón. Fue en Skopje, la capital de Macedonia. No queda aquí la cosa puesto que con tan solo ocho días de separación se volverá a encontrar con la prueba de 42 kilómetros y 195 metros. Hará de liebre de 3.30 en Zaragoza.

El atleta de 57 años ya ha corrido dos veces en Macedonia y ha acudido otras muchas como cooperante con UNESCO Aragón. «Es una ciudad estupenda. Hay una parte turca y otra europea y tiene un millón de habitantes. El maratón tiene grandes avenidas de 5 kilómetros y una organización perfecta», explica Arroyo, que terminó en 3.09.41. «Pensaba correr de liebre en Zaragoza y tres semanas más tarde en Macedonia. Quería ir a fuego para bajar de las tres horas en Skopje. Pero cambiaron la fecha y ha sido un gran inconveniente», dice.

Para el zaragozano ha sido problemático «recuperar en una semana para correr en Zaragoza en un tiempo exigente. Pero como voy a correr muchos años, ese esfuerzo entra en la hucha. Si hablas con los gurús o los runners te dirán que lo recomendable es descansar dos meses tras el primer maratón. Pero no hago caso», explica.

Arroyo ya se muestra recuperado del esfuerzo. «Tan solo tengo agujetas en el gemelo». Es el décimo año que el aragonés hace la labor de liebre. «Iremos a cinco minutos cada mil con cierta ventaja en el crono para que paren los corredores en el kilómetro 30 y beban tranquilos». Los primeros 10 kilómetros llegará a llevar enganchados 150 corredores. «Después me quedo con 10 o 12. Hay mucha gente que se queda en el camino. Y he organizado abanicos cuando hace viento», reconoce.

Como siempre saldrá con un globo. «También voy con un altavoz dando consignas. Estar tres horas hablando con el megáfono a grito pelado cansa, porque no respiras». Está orgulloso. Siempre ha cumplido con el tiempo previsto. «Nunca se sabe si podré llegar en ese tiempo tras el esfuerzo. ¡Echaremos las muelas!. Pero sé que soy fiable», indica con moral.

Su pareja le hará de avitualladora. «Siempre me da en carrera un par de cervezas. No pasa nada por tomarte dos en 42 kilómetros. No te mareas nada. Tras el Maratón de Macedonia me bebí en todo el día dos litros y medio de cerveza. Se dice pronto», afirma Arroyo.