En el Zaragoza hay paciencia, de momento. La situación del equipo es incluso peor que la de las últimas temporadas en términos clasificatorios, pero en el club se ha apostado por mantener la calma y no poner en duda el trabajo del entrenador, que continuará en el banquillo en las próximas semanas. Se espera una reacción pronta del equipo y que el vitoriano dé con la tecla, de tal manera que el Zaragoza tome el aire adecuado y pueda llegar al parón de Navidad en una situación superior en la tabla.

No se contempla otra circunstancia por el momento, aunque en el seno de la entidad también se es consciente de que la deriva en cuanto a resultados no puede continuar y que, lógicamente, la lectura de la situación no sería la misma si el conjunto de Natxo González entrara en puestos de descenso. Después de 13 jornadas disputadas, el Real Zaragoza está solo tres puntos por encima de la zona roja, que ocupan el Lorca y el Almería, decimonoveno y vigésimo, con 20 puntos. Por detrás quedan solo el Córdoba, con 10, y el Sevilla Atlético, con 7.

Mucho más lejos se encuentran los puestos en los que se espera al Zaragoza. Las plazas de ascenso directo, que ocupan Granada y Huesca, están a ocho puntos de distancia. El Numancia es sexto con 22 puntos, siete más que los aragoneses, en la otra plaza a la que se aspira en La Romareda.

El partido de El Alcoraz dejó una honda preocupación en todos los estratos del club. Puertas adentro, Natxo González se mostró muy enfadado consigo mismo, pero también con el rendimiento de sus futbolistas. Admitió culpas en la alineación y en su incapacidad para hacer reaccionar al equipo, que fue una marioneta desde bien pronto sobre el campo. Acabado el encuentro, no supo interpretar lo sucedido. «Pido perdón, soy el responsable de lo ocurrido», manifestó el vasco, que no había deglutido la hecatombre futbolística: «No puedo explicar lo que ha sucedido, solo asumir la responsabilidad. No sé qué decir, hemos sido desbordados por todos lados».

«Era un milagro puntuar en Huesca... Y los milagros no existen», dijo el técnico, que no quiso exteriorizar un enfado real con sus futbolistas. A la mayoría le pesó el ambiente y el partido. Solo Zapater, Mikel y Toquero mantuvieron el carácter firme que se necesita en duelos así, más allá de que el equipo no encuentre una línea de fútbol. Es ese aspecto, el de la pobre personalidad mostrada por algunos jugadores, el que peor ha sentado en el club.

Así las cosas, hay calma pero no se esconde la preocupación. Al fin y al cabo, el Zaragoza vuelve a estar en una encrucijada similar a la de las últimas temporadas. Desde que volvió a Segunda, no se ha logrado el objetivo del ascenso, con graves crisis que se llevaron todos los años al menos a un entrenador. Es lo que se trata de evitar esta vez, la destitución de González, aunque deberá mantenerse con resultados.

El Zaragoza lleva cuatro jornadas sin ganar, lo cual indica una depresión en su rendimiento. Más allá, solo ha logrado la victoria en tres de los 13 encuentros disputados en la Liga, un paupérrimo 23% de triunfos. Más fácil, no gana ni un cuarto de las veces que juega. Visto así, no solo puede dejar de pensar en los puestos de arriba, sino que tendría que preocuparse por la permanencia. Su proyección de puntos es de 48, cifra totalmente insuficiente.

Además, hay jugadores deprimidos como Borja, alegre referente hasta no hace mucho. Quizá en el gallego se puede apreciar el bajón del Zaragoza, un equipo que quería dominar, que generaba fútbol y goles, que alborozaba pese a sus desajustes. Fue a buenos ratos un delantero total, que aparecía por todo el frente de ataque para desactivar defensas de espaldas y de frente. A su juego abundante, casi exuberante, se enganchó el Zaragoza. Se veía a un ariete motivado, hiperactivo, enérgico. Lo transmitía al grupo, como Febas, que puso fin a su júbilo aquella noche ante el Osasuna en la que González decidió sentarlo cuando quedaba más de media hora de partido. La primera misión del técnico sería pues sería recuperar la alegría de estos dos muchachos que contagiaban al resto.