En el valle de Tena está uno de los centros de gravedad del mountain bike nacional. A la sombra de tresmiles como los Infiernos o las Argualas se encuentra la pequeña localidad de Panticosa. Conocida en toda España por su balneario de aguas termales y por su estación de esquí, en los últimos años se ha convertido en la capital española del descenso en BTT. El Campeonato de España de descenso ya es una tradición. Prueba de ello es que la localidad tensina ha sido su sede los últimos cuatro años.

El pasado domingo regresó la fiesta de la bicicleta a las instalaciones de la estación de Aramón Panticosa. En principio la sede de la competición eran las laderas granadinas de Sierra Nevada. Pero por problemas económicos, y a falta de dos semanas para la celebración del evento, la Federación Española se quedó colgada y sin escenario. Fue entonces cuando se pensó en la experiencia de Panticosa.

Esta vez el Campeonato de España no lo pudo organizar la Peña Edelweis al estaba ocupada en los actos de las fiestas patronales de Sabiñánigo. Pasó el testigo a la Escuela Aragonesa de Mountain Bike y al Ayuntamiento de Panticosa. El alma mater de la prueba es Antonio Herrero, responsable de la Escuela Aragonesa de BTT.

El éxito participativo fue total puesto que bajaron a tumba abierta por las laderas del Mandilar casi 200 bikers. El nivel fue magnífico y compitieron varios de los que disputan la Copa del Mundo. En la categoría masculina se repitió el podio del 2014. Se impuso el gallego Toni Ferreiro, del XMS Racing, con un tiempo de tres minutos y un segundo. Tras él llegó Bernat Guardia (Premio Dalt) y fue tercero Edgard Carballo (Vadebicis). En chicas compitieron nueve ciclistas y se produjo la gran sorpresa con la ganadora. La mejor fue la gallega Rosa Martínez (Coruxo), que ganó a Blanca Julián (Federación Catalana), la vigente campeona de España y a Mireia Buscá (Santa Cruz Bike Crew).

El circuito de 3.500 metros de longitud y 400 de bajada lo diseñó la empresa Biescas BH bajo la supervisión de Antonio Serrano. El Nacional tuvo su preámbulo el jueves y el viernes con los entrenamientos libres. "De esta forma se modificaban las zonas, se definía la seguridad y se marcaban los puntos críticos". El sábado se celebraron los entrenamientos oficiales. "Los bikers tienen la obligación de hacer dos bajadas antes del domingo. De cuatro a cinco de la tarde estaba destinado para los 30 primeros del ránking nacional", explica.

La final

El domingo comenzó con una hora de entrenamientos libres. "A las nueve se celebró la primera manga, que era una toma de tiempos en la que se clasificaron 170 ciclistas". No compitió ninguna aragonesa, pero sí que acudió la selección masculina. El seleccionador era el propio Antonio Serrano. "Llevamos a siete corredores junto a un mecánico que vino de Alcañiz. El mejor aragonés fue José Ángel Royo, en Master 40, que venía del Club Bici Acción de Alcañiz", apunta.

El circuito partía un poco más abajo del telecabina y llegaba al último párking de Panticosa. "Comenzaba en una zona rápida para meterse en unos tramos de peraltes. Después llegaba a unas trialeras, unas zonas técnicas empinadas. Luego salía a las praderas donde había dos saltos grandes de 10 a 15 metros de largo". Después se entraba en la trialera más complicada del circuito. "Era contraperaltada con muchas rocas donde se produjeron muchas caídas y volteretas. Después entraban en una zona rápida con curvas de 180 grados empinadas, una zona de piedras que pasaba por un sendero para llegar a meta con un peralte en una curva muy empinada".

Los especialistas son verdaderos atletas con mucha técnica, resistencia y gran fuerza física. Las bicis son muy específicas. "Son unos vehículos muy absorbentes. Una bicicleta normal tienen de 100 a 150 de recorrido de suspensión y estás tienen hasta 200. Cuentan con doble pletina y frenos de 3 milímetros. Son las bicis más potentes de todas las disciplinas. Son más robustas y pesadas que las normales. Su precio oscila entre los 3.000 a los 12.000 euros". Los competidores llevan casco integral, gafas, guantes, manga larga o codera, espaldera o protector cervical y unas rodilleras.