Dijo Alberto Zapater en su primera comparecencia de la temporada que el Real Zaragoza es hoy «un papel en blanco» que hay que pintar «con ilusión». La acertada metáfora del capitán describe con precisión la situación de un equipo que vuelve a empezar casi de cero, con todas las piezas del nuevo rompecabezas sueltas a la espera de que Natxo González, otra incógnita, ponga en orden el puzle. Las caras desconocidas predominaron ayer en la Ciudad Deportiva, donde el equipo aragonés arrancó su quinto intento de ascender a Primera. Lo hace con otras palabras. Menos orgullo, parecida exigencia, más costumbre a su pesar. Sobre todo recelo. «Ahora miras todo con mucho más respeto después de lo del año pasado porque podíamos haber sido un Elche o un Mallorca».

El tiempo deja otras lecturas, más allá de que el Zaragoza fracasase en el último intento de ascender. «No es para sacar pecho, pero hay que valorar que supimos sacar la situación adelante con muchos jugadores que se iban y muchos que no renovaban. Está claro que no era la temporada que esperaba el primer día, pero ahora le tengo más respeto a la competición. Somos todos los equipos muy parecidos. Puedes ser un Elche o un Mallorca, aunque también un Tenerife o un Getafe y meterte arriba. Hay mucha más igualdad que en Primera», dijo Zapater, que dejó las primeras pinceladas sobre la lámina en blanco: ilusión, sensatez, compromiso y paciencia en el recorrido.

Del ascenso se habla, pero con mucha cautela. La experiencia última ha invitado al club a trazar una trayectoria verbal diferente, hablando del objetivo con eufemismos para aligerar la carga de los futbolistas. «Yo quiero ganar el primer partido. Hay que tener ilusión, pero todo pasa por llegar lo mejor posible al primer partido y ganarlo. No voy más allá. Empezar a hablar ahora de ascensos significa que a la quinta jornada nos metemos la leche nosotros mismos. Hay que formar un grupo, conocernos todos y llegar de la mejor forma al primer partido para ir a ganarlo», dice Zapater, que no quiere marcar retos a largo plazo, pero matiza: «El Zaragoza tiene que salir a ganar siempre».

Se ha quedado solo en el vestuario, después del anuncio de retirada de su compinche Cani. «Es un jugador único, es muy difícil que salga alguien como él. Pero lo importante es que él lo tiene claro. Que sea feliz, se merece decidir lo que quiera. A esperar que salga otro compañero igual, aunque eso es muy difícil. Es una persona muy especial dentro y fuera del campo», explicó Zapater, que tendrá que repartir responsabilidades con los pocos que aguantan el tirón. «Es bueno que haya gente de casa para representar este escudo y que la gente se sienta identificada. El año pasado los había, aunque no van a seguir con nosotros, y este año alguno me va a echar una mano. Javi Ros ya lleva un tiempo aquí, sabe lo que es el sufrimiento en Zaragoza. Ese paso te enriquece. Hay gente que está adaptada al club y se les puede considerar de la casa».

Zapater insistió en la ilusión del primer día, esgrimió argumentos a favor del cambio y explicó el primer mensaje de Natxo González en el vestuario. «Compromiso y profesionalidad, principios básicos que tiene que tener un futbolista y que es lo que va a pedir. Son días para conocernos, días de pruebas médicas y físicas. Esto es un papel blanco que hay que rellenar con ilusión. Yo me ilusiono con poco, con la camiseta nueva y las botas que me ha dado Adidas. Voy a intentar disfrutarlo».

Quedan los compañeros, mucho por descubrir. «Hay gente que conozco, gente que no. He visto vídeos de los nuevos y me he interesado por saber dónde habían jugado. Yo estoy ilusionado y con lo que venga intentaremos sacar esto adelante. La verdad es que tiene buena pinta», admitió el ejeano, al que le preguntaron por otro viejo conocido, Ángel Lafita. «He estado bastante con él, ha estado por aquí». ¿Y? «Es amigo mío».