Tolo Verd, presidente del Alaró, lamentaba que toda la política educativa de su club quedase hecha añicos cuando, el pasado domingo, algunos padres de su equipo infantil (niños de 12 y 13 años), se enzarzaron en una batalla campal con padres del Collerense cuando, a la hora de partido (con 1-2 en el marcador para el Collerense), uno de sus jugadores persiguiese por todo el campo a un rival propinándole varias patadas. «En media hora, se ha roto el trabajo de dos años», afirmó el presidente.

El padre del agredido saltó al campo para disuadir al agresor de que dejase de perseguir a su hijo, «nunca para agredir al agresor, como interpretaron varios padres del Alaró», señaló uno de los presentes, y, a partir de ahí, varios familiares de jugadores locales saltaron al campo y empezaron a pelearse con familiares del equipo visitante. La trifulca se trasladó de inmediato a la grada generándose varios heridos, mientras las madres gritaban «¡parad, que hay niños!».

Jesús Alfonso, árbitro del partido, que ya había expulsado a un jugador del Alaró por una entrada peligrosa y a Tomeu Roig, entrenador del mismo equipo por insultarle y decirle, con gestos, que tenía mucha cara, reconoce en el acta que «uno de los padres del equipo local se dirigió a mí, increpándome, y llegando a golpearme con su hombro en el mío». El colegiado, que media hora antes de producirse la pelea ya había pedido (sin éxito) asistencia policial, también informa en el acta que el delegado del Alaró, una vez suspendido el partido, llegó a entrar en su vestuario para increparle «y tuve que sacarlo, a la fuerza, de allí».

Los graves sucesos se saldaron con siete denuncias presentadas ante la Guardia Civil. Tres de ellas corresponden al Alaró y cuatro al Collerense, dos de estas con un parte de lesiones de dos jugadores del equipo del Coll. Todo parece indicar que el Comité de Competición de la Federación Balear, entidad que preside Miquel Bestard, clausurará los campos de los dos equipos porque «esa gente no tiene derecho a estar en un recinto deportivo; le han hecho un daño enorme a la comunidad, a sus hijos y al fútbol», señaló Bestard.

Además, la Comisión Antiviolencia de la Federación de Fútbol de las Islas Baleares (FFIB) acordó ayer denunciar ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) la pelea. Según el acuerdo adoptado tras una reunión de urgencia, la Comisión Antiviolencia también estudiará la posibilidad de personarse en el procedimiento judicial penal o administrativo abierto como consecuencia de los hechos, según señala un comunicado, y abrirá un periodo de análisis para proponer medidas preventivas.

Las Islas Baleares han sufrido, en las últimas semanas, varios acontecimientos lamentables en el ámbito futbolístico, pese a que Bestard asegure que la violencia se da en todos los deportes. «También he visto peleas entre padres de tenistas por una pelota dudosa, que ha entrado o se ha ido fuera por poco», manifestó el presidente. De ahí, tal vez, que califique como «aislado» otro incidente registrado hace pocos días, cuando el joven árbitro Marc Prats fue agredido por un aficionado al acabar el Llucmajor-Baleares Sin Fronteras. Algo parecido ocurrió, poco después, en Ibiza.