Desgraciadamente no cesa la violencia en los partidos de fútbol de categorías inferiores, donde los nervios están a flor de piel tanto en el terreno de juego como en las gradas, que casi siempre ocupan padres y jugadores. Si hace una semana se produjo un espectáculo vergonzoso en el encuentro de infantiles entre el Alaró y el Collerense, en Mallorca, este fin de semana ha vuelto la violencia en el fútbol base, con tortas y peleas en el partido que disputaban el Futbol Club Andorra y la AE El Prat y que se celebraba en el campo de la Borda Mateu del Principado. El fútbol base se ha liado, una semana más, a puñetazos.

Los graves incidentes de Andorra quedaron una vez más grabados y las imágenes ya circulan desde ayer a toda velocidad por la redes sociales. Todo empezó cuando el jugador local Jordi Aláez solicitó a los de El Prat que lanzasen el balón fuera, puesto que había un compañero que yacía lesionado en el suelo. Ahí empezaron las trifulcas, que fueron a más cuando el árbitro decidió expulsar a un futbolista visitante. Tal como muestran las imágenes, captadas también por la televisión andorrana, la pelea se trasladó al banquillo del equipo local y a la grada, con abundante reparto de tortazos. Especialmente indignado estaba el jugador expulsado de El Prat, que se encaró con el técnico local, propinándose ambos algunos puñetazos mientras otros jugadores y presentes entre el público intentaban con poco éxito que las cosas no llegaran más lejos. Al contrario, algunos miembros del público se unieron a los altercados.

Los incidentes pueden conllevar una elevada multa o el cierre del campo del FC Andorra, extremos que estudiará este miércoles el comité de competición de la Federación Catalana de Fútbol. El partido, del grupo 3 de la categoría Preferente Juvenil, iba 2-1 en el momento de los incidentes, avanzada ya la segunda parte, y no se suspendió. Finalizó con empate a dos, ya sin más incidentes.