Será como una convención de egos, una pasarela, mitad parisina, mitad milla de oro, un cóctel de perfumes que hará imposible saber a qué olerá el Bernabéu. Entre esa constelación de estrellas estará Cristiano Ronaldo, siempre atento a lo último que dicte la moda sin rebajar un ápice su arrogancia, aunque esta vez tendrá que compartir su divismo con Neymar y Mbappé, las dos grandes estrellas del PSG que llegan dispuestos a darle la noche al astro portugués.

Nasser Al-Khelaifi, dueño del PSG, sabe que llevar a lo más alto a su equipo tiene un elevado precio. A vueltas con el fair play financiero, el jeque sacó la chequera para gastarse 400 millones el pasado verano para un total de más de 1.100 millones en siete años. Aparte de esos, los elevados sueldos de los jugadores franceses incluyen en el PSG a 12 de los 13 jugadores mejor pagados de Francia, con Neymar a la cabeza y sus casi 37 millones de euros. «Han roto el mercado y no van a ganar nada», sostenía un alto dirigente del Madrid. Habrá que verlo, el equipo francés apunta a todas las competiciones.

Habrá que esperar a verlos antes del encuentro porque el PSG decidió ejercitarse en París para llegar a Madrid ayer por la tarde y atrincherarse en su hotel. Por el Bernabéu desfilará el que pudo ser y no fue. Kylian Sanmi Mbappé Lottin, el dorsal 29, el chaval de 19 años que asombró a Europa desde el Principado de Mónaco la pasada temporada y al que el Madrid se arrepiente de no haberle incluido en su nómina.

El delantero ya se ha imbuido del ambiente de lujo y del glamur de la sociedad francesa. Antes de eso, con 14 años, conoció a su gran ídolo, Cristiano Ronaldo, en Valdebebas. Confesó que tenía fotos del astro portugués en su habitación. Ahora, Mbappé defiende al que será su rival en el Bernabéu. «Cristiano no está en su declive. Si lo estuviera, otros muchos también lo estarían. Es uno de los puntos fuertes del Madrid», ha afirmado el explosivo delantero del PSG.

A su lado aparece el jugador del que se dice que puede tener un futuro blanco. Neymar, que emigró esta temporada a tierras francesas para no estar más a la sombra de Messi. Pero a Neymar le pasan cosas muy raras en el PSG, como que le pite su público después de haber marcado cuatro goles, tal como le sucedió ante el Dijon el pasado mes de enero. El jeque no tiene ninguna intención de venderlo y asegura que no existe cláusula por la que puede coger la puerta de salida por 222 millones. Hoy también se juega el Oporto-Liverpool.