No había que perder en El Toralín y no lo hizo el Zaragoza, que salió del campo de la Ponferradina con el regusto dulce de sumar un punto que le supone regresar al playoff y de ganar la batalla directa a su gran enemigo en caso de igualdad a puntos, como ahora mismo ambos tienen en la tabla. El partido, quizá por lo que había en juego o probablemente porque el fútbol de la categoría en general y del Zaragoza en particular no da para más, tuvo muy pocos argumentos para el espectador. En un césped resbaladizo y rápido por la lluvia caída antes y durante el choque, fue un duelo intenso, trabado y con más orden que fútbol. Solo la Ponferradina dio sensación de llegar al tramo final con más opciones de llevarse los tres puntos, pero el empate definitivo, por argumentos de unos y de otros, fue justo.

Y ese resultado no es decir poco para el Zaragoza, que tenía un test de solvencia en El Toralín, que aprobó, ya que hizo lo suficiente para llevarse esas tablas que pudieron ser más botín si el equipo hubiera sabido dormir el choque cuando Borja Bastón, en su reencuentro con el gol tras cuatro partidos peleado con sus musas, adelantó a los de Popovic tras un remate de Vallejo en un saque de esquina. Se sabe que en el Zaragoza no habita un bloque consistente, lo dicen los números defensivos, pero también lo remarca en los últimos tiempos su facilidad para dejar escapar rentas. Llagostera, Mallorca, Alcorcón, Sporting, Ponferradina... La lista empieza a ser preocupante cuando la Liga llega a sus partidos decisivos, a la hora de la verdad. Andy, en otro córner muy mal defendido globalmente, firmó las tablas.

DESDE EL CÓRNER

El partido se decidió en la estrategia, en dos jugadas a balón parado y, aunque Ponferradina y Zaragoza se han jactado de tener mejores argumentos ofensivos que atrás a lo largo de toda la temporada, lo cierto es que el orden y la concentración defensiva prevalecieron de forma clara sobre el fútbol en El Toralín. Lo dicho, había demasiado en juego. Amarrado en la sobriedad y la solvencia de de Bono, en una defensa donde solo el flanco de Fernández se mantuvo más flojo y con Vallejo dando otra lección en el eje y con una medular llena de trabajo, el Zaragoza selló el punto, aunque le faltaron argumentos arriba, más desbordes. Pedro amagó bastante más que dio y Jaime Romero y Galarreta, sobre todo este último, pasaron de puntillas por el partido.

Con Mario de baja y Rubén recién salido de un proceso vírico, Popovic apostó por Vallejo y Cabrera en el eje y por Fernández y Rico en los flancos. La apuesta, que ha funcionado bien en varios partidos de este curso, repitió ese signo en El Toralín en un Zaragoza que dejó que fuera la Ponferradina la que tomara el mando en los instantes iniciales. El equipo del Bierzo trató de buscar a Sobrino, con su velocidad, en envíos largos que apenas inquietaron, mientras el colegiado Lesma López no tenía su día en el reparto de faltas y tarjetas.

En todo caso, la primera mitad fue un monumento al fútbol táctico... Y al bostezo. El Zaragoza se perdía cuando el balón estaba en el campo rival, sin acertar en el fútbol de ataque y sin que Galarreta fuera una solución para generar más juego. Solo inquietó en una llegada de Borja y con un fuerte disparo de Pedro que casi sorprende a Kepa. Mientras, un despiste de Fernández ante Sobrino dio a Acorán la mejor oportunidad local.

La segunda mitad trajo más cosas, sobre todo para evitar que algún espectador pudiera echar una buena siesta matutina. La Ponferradina intentó salir fuerte, pero el Zaragoza sería el que daría primero. Había sido hasta ese momento el equipo de Popovic, y también en los últimos tiempos, una cenicienta a balón parado, pero tuvo unos minutos de inspiración. Kepa le quitó un balón a Borja en el primer córner, Basha examinó los reflejos del portero en el segundo con un fuerte disparo y, en el tercero consecutivo, llegó el gol. Vallejo se elevó con autoridad, Cabrera rozó a Kepa, acción que protestaron mucho en El Toralín, aunque el meta se desequilibró del todo con su compañero Lucas y el cabezazo del central dio en el palo para que Borja, oportuno, lo remachara a la red.

Poco más de cinco minutos le duró la alegría al Zaragoza. Manolo Díaz protestó hasta que el árbitro le expulsó y el ambiente se caldeó para que los de Popovic se despistaran. Andy aprovechó la defensa en zona en un córner para cabecear a la red sin apenas oposición, ni de Rico ni de Basha, por el impulso que llevaba. Por ahí, por esa defensa total en zona en la estrategia, hay algo que revisar.

Buscó Popovic más velocidad arriba con Álamo y más despliegue con Insa, pero los cambios apenas trajeron buenas noticias. peores en el caso de Insa, que con dos errores puso a prueba a Bono, que despejó el disparo de Joanthan y salió valiente ante Sobrino. El Zaragoza, más descompuesto, miraba la calculadora y pedía la hora, sin acertar en un par de contras claras y conteniendo la respiración con la entrada de Yuri y en un remate de Andy tras otro córner. Ahí acabó el partido, con la sensación del Zaragoza de haber dado solo un pasito. A la sexta plaza le quedan seis finales y no le sobra nada al conjunto aragonés, que no tiene que mirar a nadie para amarrar la promoción. De Ponferrada, de la final con mayúsculas, salió con un punto y en playoff.