Carlos Pauner coronó ayer el Cho Oyu (8.210 metros) a las 12.00 del mediodía, hora nepalí, tras una rápida y eficaz ascensión desde el Campo 2, situado a 7.100 metros de altitud y del que partió a las 3.00 de la madrugada. El jacetano descendió poco después al Campo 3 junto a Iñaki Otxoa de Olza, montañero navarro que había alcanzado la cima media hora antes que él, y prosiguió hasta el Campo 2, donde ha pasado la noche. Hoy se espera su llegada al Campo Base, donde sí llegó Otxoa, que explicó a Mila Sotés, esposa de Pauner, que éste había bajado "bien aunque algo cansado" porque el alpinista de Montañeros de Aragón sólo había pasado diez días en el Campo Base, lo que supone un corto periodo de aclimatación.

El Cho Oyu se convierte en el sexto ochomil en la carrera de Carlos Pauner por escalar las catorce cimas más altas de la Tierra, después de que el himalayista conquistara el Broad Peak, el K-2, el Makalu, el Kangchenjunga y, hace dos meses y dos días, el Gasherbrum-I o Hidden Peak. De escasa dificultad técnica, es el menos mortal de los ochomiles con sólo un 2% de óbitos y más de 1.500 tentativas exitosas, Pauner consiguió alcanzar su cumbre después de un trabajo sencillo, rápido y tremendamente eficaz. Todo lo contrario que su última experiencia, el G-I, en la que se vio obligado a pasar más de un mes en el base, recluido por las adversas condiciones meteorológicas, que casi le obligan a desistir de la cumbre.

En esta ocasión, y pese al intenso frío que azota la cara este, la vertiente tibetana, Carlos Pauner sólo ha necesitado diez días para, desde que alcanzó el Campo Base alto, situado a 5.700 metros y al que no se puede acceder sino andando, equipar el Campo 1 a 6.500 metros y preparar el 2 a 7.100. Sus cálculos iniciales situaron la cima para los primeros días de octubre. Una vez allí, las previsiones se volvieron más optimistas y Pauner vio factible alcanzarla el día 30 de septiembre, pero la realidad se adelantó dos días a las cábalas del jacetano.

COMO UN RELAMPAGO José Carlos Pauner partió hacia Katmandú el 10 de septiembre y, nueve días después, se encontraba ya en el Campo Base alto, desde el que comenzó a prepararse el camino para la cumbre. Allí coincidió con, al menos, 25 expediciones, la mayoría de amigos o viejos conocidos, que intentaban, como él, alcanzar los 8.210 metros de altitud en fechas próximas al cincuentenario de la primera ascensión completa al Cho Oyu. Entre esas expediciones, la del navarro Iñaki Otxoa de Olza, con quien Pauner realizó sus dos primeras aventuras en el Himalaya. En 1997, ambos intentaron sin éxito hollar la cima del Kangchenjunga --se quedaron a 300 metros--, aunque poco después sí conquistaron el Broad Peak.

En el año 2000, ambos formaron una nueva cordada que intentó ascender a la cima más alta de la Tierra, el Everest (8.848 metros), sin oxígeno, lo que hizo imposible su éxito, pues ninguna expedición logró tal cosa ese año, aunque cerca de medio centenar de escaladores sí lo consiguió con ayuda de botellas de oxígeno. Aquella fue la última aventura de Pauner con una cordada principalmente navarra, en la que Iñaki Otxoa era el más destacado, porque a partir de entonces pudieron unirse varios aragoneses, con Pauner y el fallecido Pepe Garcés a la cabeza, que conseguirían éxitos tan notables como la conquista del K-2 en el 2001. En esta ocasión, Carlos Pauner viajó sólo, sin pertenecer de antemano a ninguna expedición.