Carlos Pauner ha regresado a las alturas subiendo al techo de África, el Kilimanjaro, de 5.895 metros de altitud. El pasado 5 de septiembre volvió a saborear las mieles de una cumbre, aunque no un ochomil. El alpinista de Montañeros de Aragón acompañó a un grupo de 22 personas encuadradas por la empresa Favetón, con su sede en Muel.

Para Pauner ha sido una toma de contacto con el monte tras sus experiencias vividas en la primavera pasada. El 1 de mayo alcanzó el temible Dhaulagiri y dos semanas más tarde fracasó en su intento del superar el Lothse, donde estuvo entre la vida y la muerte al sufrir un principio de edema cerebral.

Durante tres meses, el aragonés no ha subido ni una escalera e incluso estuvo de vacaciones en la isla de Córcega. "No me pedía el cuerpo hacer monte. Hacía demasiado calor para escalar en roca. Ahora comienza la hora de escalar en Morata, en Riglos, de hacer carrera a pie y después arrancar la campaña de nieve", afirma.

Dificultad

El Kilimanjaro no encierra ninguna dificultad técnica y lo pueden subir deportistas medianamente preparados. "Su ascensión no encierra ningún problema para un alpinista entrenado, pero es una dura prueba para gran parte de las personas que se atreven con esta montaña de 6.000 metros". El gran problema es su "considerable altura que hace que los problemas comiencen en las últimas fases de la expedición", dice.

El grupo zaragozano de la empresa Favetón compuesto por 22 personas llevó como guía a Pauner, que volcó toda su experiencia en favor de los montañeros. El mismo planificó el ascenso. "Andamos durante cuatro días con una jornada de descanso. Siempre fuimos por terreno de sendero". La primera jornada subieron de los 1.500 metros a los 3.000 hasta Baranco Kave.

Durante la segunda jornada subieron mil metros de desnivel. "Llegamos al Barranco Hut. Allí descansamos y la gente terminó su mini aclimatación". El tercer día alcanzaron los 4.700 metros en Bara-Fu y se retiraron trece expedicionarios. "El día de cima partimos a la una de la mañana y llegamos a la cima cinco horas más tarde. Era un sendero de piedra suelta y la cima esta al final del cráter. El glaciar estaba a un lado del cráter, pero no llegamos a tocar nieve". Un problema añadido fue el del fuerte viento que sufrieron los montañeros en la cima. "Estábamos a 15 bajo cero con un viento de 70 kilómetros hora", afirma.

Pauner llegó en cabeza de un cuartero compuesto por Pedro Servera, Santos Bailo y Miguel Fuente. Una hora más tarde lo hacían Osco y José. Eva Pasamar alcanzó la antecima del Kilimanjaro, el llamado Stela Point, a 5.745 metros.