El Tecnyconta Zaragoza camina por una temporada que, en el mejor de los casos, puede acabar siendo intrascendente. Situado en tierra de nadie en la clasificación, se quedó lejos de la Copa del Rey, allá en la distancia ve también el playoff por el título y los partidos importantes, las finales, las juega frente a los equipos de la zona baja para huir del peligro del descenso. Sin embargo, el mayor peligro para el club aragonés no es tanto puramente deportivo sino el hecho de que esa falta de resultados y de mayores objetivos acabe desenganchando a la grada.

El Tecnyconta cuenta con una base sólida y fiel de aficionados pero lleva cuatro temporadas perdiendo abonados y este curso la asistencia vuelve a ser sensiblemente menor. Los seguidores consultados por este diario coinciden en que no van a dejar de seguir al equipo pero sí conocen a otros hinchas que han dejado de serlo y entenderían que eso ocurriese. También convienen en que hace falta algún estímulo por parte del club para que eso no suceda y entienden que la no llegada de un pívot muestra falta de ambición.

«Creo que esta temporada se ha consolidado la fractura con la afición. Hay un distanciamiento importante», opina Jorge Albericio. Y cree que eso sucede porque «el equipo sigue sin transmitir, sin involucrar a la gente. Acaba generando indiferencia, que es lo peor que le puede suceder». «El club tiene que tener presente el futuro. Ahora necesita a alguien que arrastre al público, un jugador, necesita un cambio. Falta crear ilusión», dice José Luis Soler, abonado desde el año de nacimiento del club. «Llevo 15 años en la misma localidad y cada año tengo gente nueva alrededor o asientos vacíos. Ha habido un descenso de socios y de asistencia», explica.

También desde el primer día está al pie del cañón Rubén González, hoy presidente de la peña Inchas Lleons. «Zaragoza es una plaza complicada. Conozco gente que como van mal las cosas se desanima y se quitan de socios. A mí me gusta el baloncesto y voy a seguir yendo, no todos los años se puede estar en la Copa y el playoff. Lo importante es seguir en la élite y poder seguir viendo baloncesto», opina. Además, asegura haber vivido «cosas peores» durante los 15 años de existencia de la entidad. Eso sí, los Inchas han notado más dificultades para organizar viajes. «El año que casi entramos en la Copa en Barcelona y el del playoff en Valencia llenamos dos autobuses y, si hubiéramos podido, habría salido otro. Se nota cuando el equipo va bien. Ahora hay gente que te dice, ‘es que para verlos perder no merece la pena ir’», añade González.

El ambiente

Julio Pascual no puede ir todas las semanas al pabellón por motivos laborales, pero cuando puede ve siempre los partidos bien de manera presencial, bien por televisión. «Sí noto que la gente se desengancha. A mí no me pasa porque yo lo sigo igual, pero es lógico que si el equipo está en tierra de nadie la gente se desanime y que haya indiferencia. Pero luego el público se vuelca con el equipo a nada que el equipo le dé algo, por poco que sea», razona. Pascual piensa que esta temporada el Tecnyconta ya solo puede aspirar a «salvarse tranquilamente» y para evitar que el próximo año la gente se desenganche debe «acertar con los fichajes y tirar de la cantera».

El problema no son solo los malos resultados sino también el juego del equipo, que empezó con mucha implicación y corazón y ha terminado siendo insulso y, a veces, desprendido. «Soy muy de Jelovac, es un jugador por el que pagaría por ver, pero tengo la sensación de que no se ha salido, de que puede ser una estrella de la ACB y no se le ha potenciado. Además, el equipo juega un baloncesto de hace treinta años y ahora se busca otra cosa», dice Albericio. «Se ha quedado un equipo un poquito apático, no hay nadie que lidere. Falta una figura. No se respira la misma ilusión de hace unos años. Hay días que te aburres y otros que sufres», añade Soler.