La previsible pitada al himno español en la final de la Copa del Rey de mañana entre el Barça y el Sevilla ha demostrado ser un tema irresistible para meter baza entre la clase política. El ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, y el presidente de la Liga, Javier Tebas, subieron el volumen al enmarcar la polémica en el terreno de la violencia. Añadió nuevas matices la intervención del presidente azulgrana Josep Maria Bartomeu, apelando al diálogo político, calificando de «insólita» la situación de los políticos encarcelados y matizando que el abucheo al himno no es necesariamente «para menospreciar ningún símbolo sino en protesta por ciertas actitudes». Ayer cualquier representante público ante un micrófono se vio obligado a terciar.

¿Estamos hablando de violencia o de falta de respeto? La vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, consideró que pitar al himno de España, tradición anual desde que la disputa el Barça, «no es violencia» sino «una falta de respeto». No debería suspenderse por ello la celebración del partido, agregó.

En la misma línea se pronunció la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas. Esta dijo que pitar el himno es «una falta de respeto» y que «los estadios deberían estar libres de consignas políticas e ideológicas» y ser «espacios donde se respete a todo el mundo y también a los himnos y símbolos institucionales».

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, dijo que muchos «nos sentimos ofendidos cuando se nos pita a lo que nosotros sentimos y amamos, que es nuestra patria, nuestra nación, que es España», mientras que el líder del PSC, Miquel Iceta, afeó a Bartomeu porque sus palabras «no van en la dirección de promover respeto» y opinó que «usar políticamente un fenómeno de masas es un gravísimo error.

Le restó importancia a la pitada el exalcalde de Barcelona Xavier Trias. «Pitadas las ha habido siempre, incluso en época de Franco, y no pasaba nada. Nos amenazan con no sé qué cosas. La gente pita. Y bueno, ¿qué pasa? Hay que tener sentido del humor».