En esta revolución de invierno gestada sobre la marcha, el Real Zaragoza ha querido con Bedia ganar talento en el medio, asociación y fútbol, que buena falta hace. Veremos si lo consigue y el jugador rescata lo mejor de sí mismo, perdido en el tiempo. Pero más allá de Bedia, esta profunda reconstrucción de la plantilla está teniendo como foco principal la línea defensiva y la portería. Ya llegó a principios de mes Jesús Valentín para arrinconar a Bagnack, ayer pisó La Romareda Saja por primera vez y Juliá continúa con las manos en la masa a la búsqueda de un lateral derecho a pesar de que la lesión de Isaac quedó en nada y Fran volvió a entrenarse con el resto del grupo en la vuelta al trabajo.

Lo que está en marcha es fundamentalmente un plan anti-Irureta, anti-Isaac (menos anti-Fran, pero en cierta medida también), anti-Bagnack y anti-Casado, que si el lateral izquierdo sigue jugando con José Enrique lesionado es por decisión de Agné, no porque ya no tenga piezas fiables para el centro de la defensa y poder mover así a Cabrera a la banda.

El Zaragoza ha encajado 31 goles en 22 jornadas (14 lleva el Levante, 20 el Girona...) por un mal trabajo colectivo y por la enorme inconsistencia individual de Irureta y de varios de sus defensas, especialmente los laterales, excepción hecha de José Enrique (Cabrera tampoco ha estado a un gran nivel, pero al menos mejor que sus compañeros). Esta revolución va encaminada a que esos futbolistas no jueguen ni cuando no haya más remedio.