Quizá fue porque vinieron en son de paz, quizá por los comunicados tanto del Real Zaragoza como del Osasuna pidiendo respeto o quizá por el estricto control policial, pero ayer no hubo incidentes entre las aficiones de ambos clubs.

La policía vigiló a los Indar Gorri, el grupo ultra de seguidores del Osasuna, desde su llegada a Zaragoza hasta su marcha de la capital aragonesa. Los agentes recogieron a los aficionados rojillos, que esta vez vinieron en tren en lugar del habitual autobús, en el apeadero de la Avenida Goya. De allí, los acompañaron por la ciudad hasta La Romareda, donde también estuvieron controlados por las fuerzas de seguridad.

Así, durante el partido no hubo ningún tipo de contratiempo y todo se desarrolló con normalidad. También sucedió así a la salida del estadio; entonces, la policía retuvo en el campo a los Indar Gorri durante una hora para evitar que se cruzaran a las afuera de La Romareda con los Ligallo u otros grupos de aficionados zaragocistas, con los que ha habido problemas en los últimos años.

En cualquier caso, cuando la zona se despejó, los agentes volvieron a acompañar a los aficionados osasunistas al apeadero de Goya, donde tomaron el tren de vuelta a Pamplona. Hay que recordar que el viernes el Real Zaragoza emitió un comunicado en el que pedía respeto y deportividad entre las aficiones durante el encuentro y reclamaba que se actuara con la cortesía que ha caracterizado al Zaragoza durante toda su historia, para recuperar esos valores perdidos durante la etapa de Agapito Iglesias.

El Osasuna respondió en un tuit agradeciendo la misiva del club aragonés y pidió también a su afición que se comportara con normalidad en La Romareda. Estos acercamientos buscan recuperar la sana rivalidad de antaño, que ha degenerado en un ambiente de crispación.