El atletismo aragonés navega en la precariedad más absoluta y se salva gracias a la labor de los clubs y los entrenadores y el entusiasmo de los atletas sobre el tartán. La crisis económica de la territorial es perpetua. Pero lo que puede estar mal puede ir a peor. A la falta de dinero se une la precariedad de las más importantes pistas de la geografía aragonesa.

Las instalaciones de las ciudades más importantes se encuentran obsoletas. Las pistas de Teruel no están homologadas, así como las de Sabiñánigo. El tartán de Monzón y el de Huesca están cristalizados, mientras la Ciudad Universitaria de Zaragoza se encuentra en estado de ruina. Y las del Actur, rebautizadas con el rimbombante nombre de Estadio Corona de Aragón, tienen el mal incurable del viento debido a la mala orientación de la instalación cuando se construyó. Zaragoza también cuenta con el Palacio de los Deportes (ahora sin homologar), las pistas de La Granja de 300 metros y las de la Academia General Militar, que no se utilizan para la competición federada. Al menos, el consuelo es que localidades más pequeñas como Fraga, Alcañiz, Zuera y Andorra tienen unas instalaciones modélicas.

Como muestra un botón. Esta tarde el Intec Zoiti organiza la final de Primera del Campeonato de España de clubs en Zaragoza. Lo tendría que haber hecho en Huesca, pero el tartán está en un lamentable estado. «Gestionar la competición en Zaragoza es una cosa extraña para nosotros», dice Roberto Dieste, el presidente del club, que explica que la pista de Huesca está «más dura que el cemento. Es un defecto del material puesto por Mondo. Por acción de los rayos ultravioletas se solidifica la pista. Todo lo que es rojo se pone duro como la piedra», afirma. El problema tiene solución. «El ayuntamiento de Huesca ha aprobado este año una asignación de 400.000 para cambiarla íntegramente», añade.

En Monzón

Las pistas de Monzón se encuentran en una situación similar a las de Huesca. «El tartán está duro y casi cristalizado. Aunque no está degradado y se puede competir. Le doy dos años máximo de vida para estar como se encuentra ahora la de Huesca», explica José Antonio Andreu, el presidente del Hinaco Monzón. Como solución de urgencia de cara a la Copa de Europa de combinadas, que se disputa el próximo 1 y 2 de julio, se ha cambiado el tartán de los pasillos de longitud y pértiga.

Las pistas de la Ciudad Universitaria de Zaragoza se encuentran en estado de ruina total. Sobre el antiguo tartán la empresa aragonesa Mondo colocó a principios de siglo unas tiras de sintético de color crema y rojo. Pero en los últimos años el deterioro es evidente. El tartán se rompe a trozos y los agujeros son tremendos en el tartán rojo de la recta de llegada y en el pasillo de longitud. Tampoco hay colchonetas para entrenar longitud y pértiga, ni jaula para lanzar. Un panorama lamentable, desolador.

«Llevamos dos años en que el tartán ha empeorado muchísimo y el problema es que en otros dos años la situación será muy peligrosa para el uso deportivo», dice Diego Álvarez, director del área de instalaciones de la universidad de Zaragoza. «Nos gustaría tener financiación para hacer un centro deportivo de referencia al aire libre, con pistas y césped artificial», asevera.

Las instalaciones se encuentran ubicadas en un lugar privilegiado. «Pocas ciudades grandes en España tienen una zona deportiva en el centro de la ciudad. Todas las instituciones debemos de velar para que esto sea un espacio deportivo de calidad, para la universidad y para toda la ciudad», indica Álvarez.

El suelo donde está la pista pertenece a la universidad. «Pero en su momento, la remodelación se financió por la universidad, el Gobierno de Aragón y el Estado. A medio plazo veo solución. Pero debería entrar también el Ayuntamiento de Zaragoza. Los estudiantes y los deportistas se quejan día tras día y quieren una instalación de calidad».

El tartán es empleado diariamente por numerosos atletas federados y el césped lo utilizan los jugadores del equipo universitario de rugby. «Se usa mucho, pero se podría usar más y mejor. La hierba natural no está mal, pero sería mejor que se convirtiera en césped artificial para que se utilizara cuando se quisiera», cierra Álvarez.