Nadie del Real Zaragoza lo dirá públicamente, pero que el Numancia fuera al final el elegido como el enemigo para la primera eliminatoria del playoff fue bien acogido, mucho más tras quedarse en el camino y fuera de cualquier posibilidad equipos como Osasuna y Cádiz, con los que había muchas menos ganas de enfrentarse. El discurso oficial, el que hicieron tanto Natxo González como los jugadores el sábado y el que va a presidir estos días, deja claro que se afronta la eliminatoria sin confianzas y que va a ser difícil eliminar al conjunto soriano, que aguarda el miércoles (20.30 h.) en Los Pajaritos,

Allí, en Soria, es un bloque solvente (el segundo mejor local de la Liga, con 47 puntos, tras el Sporting, que firmó 48), para decidirse la eliminatoria el sábado en La Romareda (18.00), donde también llegaría el hipotético desenlace de la final si se clasifica el Zaragoza contra el vencedor del cruce entre el Sporting y el Valladolid. Pero ahora toca mirar al Numancia, de desencuentros y frías relaciones entre los clubs en la historia reciente y de hermandad entre aficiones. Es el primer muro a derribar en el deseado retorno a Primera

El triunfo del Córdoba ante el conjunto gijonés y el asalto al Mini Estadi propician que el Zaragoza tenga esa ventaja del factor campo, como también que sería el vencedor en el caso de igualdad a todo en los dos partidos, teniendo en cuenta que la eliminatoria se resuelve con formato de Copa, con el valor doble de los goles a domicilio. De los siete playoffs anteriores, en tres de ellos -Valladolid (11-12), Almería (12-13) y Getafe (16-17)- se llevó el gato al agua el tercer clasificado. Es decir, esa posición da esa ventaja pero no es garantía de nada. En la 15-16 subió Osasuna como sexto, en la 14-15 Las Palmas como cuarto, en la 13-14 el Córdoba como séptimo (el Barça B acabó la Liga tercero) y en la 10-11 el Granada como quinto, también con el filial azulgrana de tercero.

Es verdad que el Numancia llega con el subidón anímico de haber agarrado la promoción en el último instante, pero es indiscutible que es el Zaragoza, de los cuatro aspirantes, el que afronta este cuadrangular de dos eliminatorias en un momento de mayor confianza y seguridad en sus posibilidades. Ha finalizado la segunda vuelta con 47 puntos, un dato tras el ecuador que solo superan tres equipos en toda la historia en Segunda -el Deportivo en la 11-12 (49), el Celta ese mismo curso (48) y el Zaragoza en la 08-09 (48)- Es más, la remontada zaragocista no tiene parangón en el actual formato de competición de la segunda, con 22 equipos y tres puntos por victoria, desde la 97-98. Solo el Zaragoza de Natxo González ha logrado acabar tercero la Liga tras finalizar la primera vuelta con menos de 25 puntos. Con 24 en concreto.

El Zaragoza en el Mini Estadi demostró que no le ha afectado la marejada provocada por el compromiso de su entrenador con el Deportivo y además refrescó el once y dio descansos manteniendo la dinámica ganadora. Ha firmado 15 triunfos en 21 partidos de la segunda vuelta, 10 de ellos en casa, donde ha jugado 11 partidos. Dos empates y cuatro derrotas completan el estupendo balance tras el ecuador. Esa solidez ante los suyos es el mejor aval para un Zaragoza que se va a jugar el ascenso con su gente, aunque está obligado en las dos eliminatorias a competir bien fuera de casa, donde en la segunda vuelta ha sumado cinco victorias, dos tablas y tres derrotas, un buen balance global foráneo.

NÚMEROS Y SENSACIONES

Con esos números, con las sensaciones y también con el recuerdo de que al Numancia se le ha ganado en los últimos tres partidos, ya que en el terrible curso pasado se logró en La Romareda por 3-0 y en el que acaba de finalizar también se firmó el mismo marcador en el Municipal y se asaltó Los Pajaritos por 1-2. Los precedentes recientes contra este enemigo invitan a ser optimistas, pero por encima de todo lo hacen la seguridad y la fortaleza que muestra este Zaragoza apoyado en las paradas de Cristian y los goles de Borja Iglesias, sus dos bastiones, pero también en su clara mejoría como bloque, en la eficacia, penaltis al margen, que está demostrando en las últimas semanas, donde convierte en gol casi cada oportunidad, y en el convencimiento de un grupo muy unido y con hambre de gloria. Lo era en las malas, que las hubo sobre todo en la primera vuelta, y mucho más en las buenas.

Está el Zaragoza en las dos semanas más bonitas desde hace mucho tiempo y llega fuerte y convencido a su reto, sabiendo que este ascenso, por mucho que el proyecto sea a dos años, ahora ya sin Natxo el próximo curso, es vital social y económicamente, tras cinco años de travesía en el desierto de plata. El momento es ahora. Y el Zaragoza está preparado.