Qué pasa en una etapa llana sin mucha épica deportiva que se resuelve al esprint? Las historias que se dan son variadas; desde el ciclista como Diego Rubio que trata de salir del anonimato gracias a una fuga, pasando por Alberto Contador que seguramente no saldría a rodar de no estar compitiendo en la Vuelta por sus problemas digestivos, siguiendo con la mala suerte del Movistar y con la alegría de Matteo Trentin, que logra la primera victoria al esprint de una Vuelta a España que ayer entró en Cataluña.

Era la típica jornada para que los equipos sin grandes opciones en la clasificación general, como el Caja Rural y el Cofidis, colocasen a alguno de los suyos en la escapada que figuraba en el menú del día. Un francés, Stéphane Rossetto, y un abulense, Diego Rubio, buscaron sin éxito una tarde de gloria. Curiosa la historia de Rubio, un ciclista de 26 años nacido en Navaluenga, el pueblo de Paco Mancebo. Un día pasaron por su escuela los impulsores de la Vuelta Junior (la carrera que reúne a niños de todas las edades para que corran el último kilómetro de las etapas de la ronda española). Se apuntó y gracias a esta iniciativa decidió hacerse corredor profesional. Y hoy está disputando la Vuelta.

Y era también la etapa en la que a Contador le tocaba sufrir. No tendrá, por desgracia, el potencial de piernas de antaño, pero tampoco era normal que se descolgara tan pronto y con tantos corredores en el pelotón. Atribuyó el madrileño a una crisis estomacal su desfallecimiento en Andorra y, camino a Tarragona, corrió sin estar repuesto de su indisposición, aunque, tal como dijo, no renuncia a dar guerra en esta ronda española que no ha hecho otra cosa que comenzar.

ORGANIZACIÓN EN CARRERA

También fue el día en el que el Quick Step tuvo tiempo de organizar la llegada, designar a Trentin como su hombre rápido para anotarse el segundo triunfo, mientras su ciclista fuerte en la general, David de la Cruz, corría protegido por sus gregarios, tal como hizo Chris Froome, el líder, sin que nadie inquietase su naciente reinado en la Vuelta. «He tenido un buen día, con la gran sensación de vestir el jersey de líder después de seis años. Es un gran privilegio estar en esta posición, estoy disfrutando de ser el líder», señaló el ganador del Tour a su llegada a la meta.

Y fue también la jornada en la que se volvió a evidenciar que la ronda española tampoco será la carrera de Movistar que, desgraciadamente, parece haber perdido su sitio en el pelotón desde la caída de un Alejandro Valverde que trata de volver a la competición lo más rápido posible.

Tras el accidente del corredor murciano en la primera etapa del Tour nada ha sido igual en el conjunto de Telefónica. Nairo Quintana certificó su peor Tour y la dirección del equipo apostó por llevar a todas sus promesas, encabezadas por Marc Soler, a la Vuelta. Acudió a la carrera, aparte del catalán, con los jóvenes Richard Carapaz (ecuatoriano), Jorge Arcas (oscense, que se fue al suelo los dos primeros días) y Antonio Pedrero (catalán). Quizá demasiada responsabilidad para ellos. En la primera montaña se vinieron abajo para dejar al equipo con la principal opción del colombiano Carlos Betancur, ya que, a pocos kilómetros de la meta de Tarragona, Dani Moreno, el veterano del grupo y el mejor situado en la general, se fue al suelo y cruzó la llegada a 1.50 minutos de Trentin. Queda carretera, pero la situación parece complicada para los jóvenes del Movistar.